Sus artículos

Una pregunta que se me hace de vez en cuando, y que dice así, de forma literal: “Hola Acratosaurio, un amigo mío se ha vuelto un poco integrista y Puro. El colega ahora dice que pedir mejores salarios y tal es reformista y que apuntala el sistema y mantiene el sistema salarial; no sé cómo explicarle ya que no. Como tú eres un reptil y mi colega es vegano y amante de todos los bichos... Tal vez le puedas hacer entrar en razón”.

Hay que ver las discusiones que tienen en el partido ese nuevo, para ver quién se pone a mandar, si uno, si otro… Una de las cosas que me han llamado la atención, es que hay gente señalada de ese contubernio, que propone que los cargos se den por sorteo. Verdad es que ellos no llegaron a donde están por sorteo, y que lo del sorteo –sospecho– parece dicho con la boca chica, como estrategia en las maniobras navajeras de reparto de carguillos, más que como creencia sincera en el procedimiento.

El caso de Seguí (1), me viene de perlas para reflexionar sobre el empleo de la Historia, como arma ideológica tendente a modificar el comportamiento en el presente, y el tratamiento que se nos da mediante la Historia a los acratillas, para deprimirnos. Hoy nos toca, ser victimistas. Que a ver si ya no va a poder uno ni quejarse.

 

Vamos a pensar un poco en la Historia (1). Salvador Seguí “el Noi del Sucre”, fue una figura destacada del movimiento obrero de principios del siglo XX. Buen organizador, orador estupendo, hombre de acción, anarquista a su manera, de la CNT, catalán de nacimiento… Fue asesinado en 1923 por una banda de pistoleros de la patronal, junto a su compañero Francisco Comes “Perones”.

 

Hace un ratito, un grato amigo me comunicó que había ganado su despido con un Nulo Radical. Es decir, que le tienen que readmitir, indemnizar y pagar los salarios dejados de percibir. La historia es muy simple: trabajador en precario, creó una humilde sección sindical, lo comunicó por burofax a la empresa… Y de inmediato, despedido. Caso claro de vulneración de derechos fundamentales, ya que, aunque parezca increíble, en este país el derecho a ejercer actividades sindicales, es fundamental.

En el año 65, el Ché me hablaba entusiasmado de su proyecto del “hombre nuevo”. El socialismo, iba a cambiarnos de arriba abajo –me aseguraba, mientras yo me esforzaba por venderle trajes de astronauta para las fuerzas espaciales cubanas–. A mí esa declaración del Ché me dejó profundamente turbado, porque, la verdad…, no me apetece cambiar.

Vuelve la burra al trigo con lo de la participación de los anarquistas en plataformas electorales. En general se puede decir que los motivos que se me dan para participar, pues que no me convencen. Hay dos que suelen aparecer: el primero, quitar a un gobierno insano y corrupto; el segundo fomentar la participación popular desde las instituciones; el tercero, hacer algo que no nos deje impotentes ante el Estado. ¿Dije dos, o tres?

Pero no sabemos por cuánto tiempo. La milicia kurda aguanta en el norte de Siria. A sus espaldas, la frontera ha sido cerrada por el ejército turco, que impide que los kurdos puedan recibir refuerzos. En frente, el Estado Islámico, con 9.000 soldados, armados con tanques, artillería y armamento pesado, lanzan una y otra vez ataques contra los barrios de Kobane.

 

Hay quien afirma que el peor enemigo del Anarquismo, es el reformismo. A ver, eso no puede ser. Yo soy un enorme reformista, y no soy el principal enemigo del anarquismo. Y lo explico. Las personas viven en una sociedad, confían en que a un día sucederá otro que les permitirá seguir viviendo, es decir, que confían en el sistema, aunque les fastidie. Reproducir la sociedad en la familia, en el trabajo, en la escuela, en la cultura…, es –en líneas generales–, reformista. 

Hay personas que cuando les comento que “mataron al perro”, o que cuando aplaudo a las chicas que se empotraron con la furgoneta intentando impedir el paso a los del asesinato, me indican que mi sensiblería les da asco, dado que me preocupo de un perro, y obvio el problema de que se es sensible con el perro, porque aquí vivimos bien, en el Primer Mundo, y podemos permitirnos ese lujo… En mi opinión, semejante raciocinio es incorrecto.

Páginas

Aviso Legal  |  Política de Privacidad  |  Contacto  |  Licencias de Programas  |  Ayuda  |  Soporte Económico  |  Nodo50.org