Kobane, aún resiste

Pero no sabemos por cuánto tiempo. La milicia kurda aguanta en el norte de Siria. A sus espaldas, la frontera ha sido cerrada por el ejército turco, que impide que los kurdos puedan recibir refuerzos. En frente, el Estado Islámico, con 9.000 soldados, armados con tanques, artillería y armamento pesado, lanzan una y otra vez ataques contra los barrios de Kobane.

EE.UU., el Estado que –aseguran– garantiza la paz y la seguridad, la mayor democracia del planeta, que ha aplastado a varios ejércitos modernos con su superioridad aérea, ahora se muestra incapaz de destruir la artillería y los blindados de los fundamentalistas. ¿Cómo no nos están poniendo en televisión, esas imágenes de aviones lanzando misiles contra instalaciones estratégicas y tácticas? ¿Dónde la campaña mediática, sacando a todas horas las fotografías de los asesinatos selectivos? 

No. El abandono de Kobane es algo deliberado, si se piensa en las guerras habidas desde la invasión de Kuwait en 1990. Los aliados han aplastado al ejército de Iraq, al de Libia, al de Afganistán, al de Serbia… ¿Y no pueden con 9.000 soldados y blindados desplegados en un pequeño territorio? ¿No pueden atacar sus redes de abastecimiento, sus depósitos de combustible, o al menos sus cocinas? ¿No pueden por una sola jodida vez, hacer algo en beneficio de los principios que dicen defender?

Occidente deja perecer a Kobane por dos procedimientos: no atacando con seriedad a una fuerza armada fundamentalista, religiosa y reaccionaria; y no permitiendo el reabastecimiento de la milicia kurda en el norte de Siria. La única zona controlada por fuerzas democráticas, multiétnicas, y con participación del pueblo en sus asuntos, es dejada a su suerte. La esperanza de un posible entendimiento entre pueblos, por encima de diferencias idiomáticas, religiosas, culturales… Es sacrificada en el altar de los intereses geoestratégicos. En Kobane perecerán, de producirse la caída, miles de personas. El desastre humanitario, como crónica de un desastre anunciado, pasará a los libros de historia, junto a tantos otros del pasado siglo y de este. La caída de Kobane, es la caída, una vez más, de la esperanza de que en esta ocasión, venzan los buenos. 

Kobane, resiste.