Sus artículos

Cuando la ola represiva nos alcanza (1), anarquistas y libertarios parecen responder a una. ¿Por qué eso mismo no ocurre diariamente, cuando resulta que la opresión es cotidiana?

 

Aunque ya se sabe, no está de más recordarlo: Cuando uno se va a la cama en un Centro Social Ocupado, conviene dejar la puerta con un cartel que diga “No tire la pared. Está abierta”. Y también hay que acostarse vestido, los bocadillos preparados, un bote pa mear, las medicinas y una botella de agua. Porque si a los mossos se les ordena asaltar un local libertario… No se andan con chiquitas.

Hoy me estaba recreando con la palabrería que tiene la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, que plantea -en resumen y en lo que nos afecta a los militantes sociales-, multar de manera contundente a quienes desarrollen conductas de denuncia, protesta, propaganda…, que molesten en demasía a los jefes.

Imagina que a un zoólogo del planeta Marte, se le encargase estudiar al país más federalista del mundo, los EE.UU.

Un día, mientras le daba algunas pistas a Einstein para que desarrollase su Teoría de la Relatividad, y él me explicaba cómo hacer una bomba atómica para que abandonase la dinamita, me dijo amablemente: “locura es hacer lo mismo una vez tras otra y esperar resultados diferentes”. Es que es un poco flipante, ver como se lanza gente a presentarse a las elecciones, creyendo que ellos, precisamente ellos, van a ser mejores que sus predecesores.

En el artículo anterior desarrollé el tema de “cómo puede ser un político ético”. En este intentaré responder brevemente a la pregunta: “¿Cómo puede financiarse un partido de manera ética?”. Leamos pues. El código ético de los nuevos partidos (1) afirma que para que los partidos sean éticos, deben financiarse prioritariamente con subvenciones públicas (2).

La corrupción campa alegre en el Reino, afectando al parecer a todo partido, de derechas o de izquierdas, que en algún momento tiene mano. Y un colega me manda –para que comente– el código ético de Ganemos. El discurso se llama, no te lo pierdas “Gobernar obedeciendo” (1).

 

Vivimos en tiempos en los que se formula y reformula la democracia, intentando explicar qué es democrático, y qué no lo es. Así que para hablar de cómo puede gobernar el pueblo, hay que explicar el problema del Poder. 

 

Hay quien dentro del mundillo anarquista piensa que no debemos intervenir en la Ley, que la Ley no es importante, ya que lo importante es estar fuera de las instituciones, y luchar por el cambio y la transformación social. Ninguna objeción a ese propósito. Pero la Ley forma parte del cambio, y cuando militan, los anarquistas intentan cambiar las leyes.

Mientras los colegas contemplan en la tele –porque han puesto otra en la Comunidad Terapéutica–, las noticias en torno a curas pederastas, planes de expansión económica, prima de riesgo y esas cosas, yo me estoy leyendo el informe de Juventud en España 2012. Es que estoy loco, no lo olviden.

 

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