Sorteando los peligros del voto

Hay que ver las discusiones que tienen en el partido ese nuevo, para ver quién se pone a mandar, si uno, si otro… Una de las cosas que me han llamado la atención, es que hay gente señalada de ese contubernio, que propone que los cargos se den por sorteo. Verdad es que ellos no llegaron a donde están por sorteo, y que lo del sorteo –sospecho– parece dicho con la boca chica, como estrategia en las maniobras navajeras de reparto de carguillos, más que como creencia sincera en el procedimiento. Pero lo del sorteo no es tan mala idea.

 

Los partidarios del voto afirman dos cosas: que por sorteo puede salir elegido cualquier matao, o sea, alguien que no tenga ni  idea de lo que se trae entre manos. Y la otra… Lo bonito que es poder votar y elegir a un candidato. Votar es algo activo –dicen–. Un sorteo es algo que no permite la libre designación democrática.

 

Es verdad que yo no me operaría de apendicitis por sorteo. No fuera que saliera un especialista en calefacción, como cirujano principal. Pero no estamos hablando aquí de habilidades técnicas, si no de política. Y en una democracia, se establece de manera radical, que cualquier ciudadano o ciudadana está capacitado para decidir sobre cualquier cosa que le afecte o que nos afecte. Siendo ello así… Un cargo democrático puede ser sorteado, sin miedo a que el que salga la líe. El propio cargo y su entorno lo meterá en vereda. ¡Claro! Las leyes del azar son ciegas,  y una sociedad de cargos sorteados, tendrá una representación proporcional de todas las clases sociales. No como votando, que solo se elige a los ricos, o a quienes quieren serlo.

 

Es demostrable: votando, no se designa ni al mejor, ni al más competente. A la vista está que los elegidos democráticamente suelen ser trepas buenos para poco, salvo para la lucha intestina. Además: ¿Cómo van a elegir al mejor concejal de empleo, si la población está atontada? Eso lo decía Aristóteles, Platón, Neruda o uno de esos. Lo normal en caso de votación, sería que los mejores eligiesen al mejor. ¿Y quiénes son los mejores? Pues yo que sé, entre ellos se conocerán, supongo. Que se voten entre ellos.

 

Pero si en política democrática, todos valemos para todo, si todos somos iguales, si cualquiera puede tomar buenas o malas decisiones en lo que les atañe… El sorteo… ¡Qué avance! Se acabaron los recuentos, las campañas, los candidatos, los debates de cantamañanas, las amenazas de abandono… Es más, votando, jamás te elegirán precisamente  a ti, salvo para picar piedra tal vez. Pero por sorteo, te puede tocar la potra. Si se puede hacer en Comunidades de Vecinos, hágase para todo gobierno, que lo mismo hasta funciona.

 

Cargos por sorteo, contra cazadores de cargos. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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