Estábamos hablando de lo del símbolo convertido en carisma personal. Pues pasa lo siguiente: hay un individuo que en virtud de sus cualidades extraordinarias, gran oratoria, gran heroísmo, gran futbolista y gran todo en general, se va convirtiendo en símbolo de unión, asumiendo todas las cualidades positivas del grupo. Quien contempla al Jefe en medio de la multitud, entre cánticos, banderas y música militar, se siente parte de algo importante, enorme…, siente crecer su carajo. Es ilusorio, por supuesto.