¿Que cómo salir de este enredo? Ni idea. Lo que está claro es que la cosa se pone compleja, difícil, interesante. Hay muchísima gente con un cabreo monumental, salen a la calle sin que les llamen con la corneta. Nunca el apparatchik, ese tipo de cargo y corbata, había estado tan desacreditado y odiado como ahora, y va en aumento. Jamás los antidisturbios habían sido capaces de acumular tal número de vilezas, y parecen que en cada manifestación pueden superarse aún más.