Sus artículos

Escribe un chaval con ansias redentoras que quiere ponerse al servicio de la causa de los pobres, y me pregunta que dónde debería colocarse a ayudarlos: en las cárceles, en los barrios marginados, en las leproserías, en la cola del INEM… Parece que nos encontramos ante un caso de Síndrome de Viridiana.

Dado el interés suscitado por ese bandido, he de comentaros algunas más de sus características arcaicas, propias de la época prehistórica. Como ya os dije en el anterior artículo (1), Lucio es un partidario del trabajo (los listos lo odian). La definición que da de “trabajo”, es la de jincar el callo. Dice Lucio que las cosas no caen del cielo, que hay que pensarlas, prepararlas y lanzarse a por ellas con coraje. Dice que hablando y mirando a las nubes no se consigue nada.

Me aclara un alumno de la UNED, que cuando se ha referido a que tiene un profesor que aplica la teoría del Caos a las asignaturas que imparte (1), no está diciendo que sean asignaturas caóticas…, sino que el profesor en cuestión, un tal Dr. Butano (por lo letal), aplica el Hipertexto, pa que cada alumno desarrolle su propio itinerario, dentro de la Teoría del Caos… Madre mía.

Me escribe un tal Mengano desde Segovia. Por lo visto ha muerto un familiar muy cercano de manera inmediata y sorpresiva. Cuando se llegan al de la funeraria, le comunica el agente a la desconsolada viuda, que por lo visto la póliza no le cubre ni el entierro ni la cremación. Tan solo la urna, las flores y alguna cosilla. El entierro y la pira hay que pagarla aparte.

Hoy le estaba dando en el desayuno una serie de consejos a Lucio Urtubia, “Lucio, tienes que hacer esto”, “Lucio, tienes que hacer lo otro”, “Lucio no comas tantos churros que en serio que te va a dar algo”… Lucio es que no sabe dar ni un paso sin mí, me llama a todas horas, a las tres de la mañana golpea mi puerta…, “¡Qué hago ahora Acratosaurio!”.

Tengo entre manos tres cartas atrasadas que hablan de los problemas de los estudiantes universitarios/as. Una de ellas me expone que la asignatura que le imparten entra dentro de la Teoría del Caos, y señala que la bibliografía del profesor es de obligado cumplimiento... Me parece que está indicando de manera sibilina que hay que comprar unos libros caros y amuermantes...

 A veces, el Acratosaurio recibe cartas llenas de pesimismo. Cartas que hablan como si estos tiempos fueran los peores de la historia en lo que a lucha social se refiere. La pasividad, la pérdida de tiempo, el aplauso al poderoso, la dificultad para mear…, es lo que describen estas personas sumidas en el pozo oscuro de la depresión. A veces afirman que el traintaisai, sí que fue una buena época para la lucha. Y yo tengo que deciros que no es así: cualquier tiempo pasado es peor para lo que sea.

 La cosa de la cantidad y la calidad, sigue generando dudas a las personas que carecen de certezas.

A cuenta de esto, de lo otro y de lo de más allá, se plantean unos y otros la eterna cuestión: ¿es mejor cantidad o calidad?

Claro, la gente se organiza, y si llegan más de cien personas juntas al local, vemos que (en general) es imposible moverse, no hay quien entre en el servicio, y más de uno acaba con los callos pisoteados. Entonces alguien protesta y exclama contundente y enrojecido: “¡calidad, preferible pocos, pero de gran calidad!”.

 El Obrero Agobiado de una carta anterior (1) me ha vuelto a escribir una larga misiva. Me informa que es incapaz de irse de la CNT, aunque le tiene harto y no le sirve para nada…

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