Es increíble la mala leche, la incompetencia, la pura maldad, todo mezclado, que despliegan los gobernantes del país. El Acratosaurio ya ha visto de todo, y sabe que podría esperar más autocrítica de un vampiro transilvano. No obstante, la frialdad con que tratan vidas ajenas, la ausencia de cualquier tipo de empatía con sus víctimas y la facilidad con la que se ponen delante de una cámara a decir mentiras sin sonrojarse, me siguen sorprendiendo.