Voces anarco-comunistas del Argentinazo, Primera Parte: Entrevista a la OSL (Abril, 2002)
Como una manera de aportar a las reflexiones del movimiento libertario y revolucionario con motivo del décimo aniversario del levantamiento popular conocido como el "Argentinazo", en los próximos meses pondremos a disposición de los lectores de este portal una serie de entrevistas, reflexiones y comunicados de esa época, que aparecieron en la prensa anarco-comunista chilena o argentina, o que, como muchas entrevistas, han permanecido inéditas desde entonces. Estamos a la espera de un debido balance del proceso desde un prisma libertario; este esfuerzo de recuperación de testimonios de la época no es hecho con el ánimo de entregar un análisis de los eventos sino de aportar materia prima para estimular ese debate y esa reflexión.
Apenas a unos meses de estos sucesos, cuando todo el movimiento popular que se tejió en esas jornadas de resistencia estaba en plena expansión, tuvimos la oportunidad de realizar la siguiente entrevista a los compañeros de la Organización Socialista Libertaria Argentina, la cual fue respondida por el entonces encargado de su órgano En La Calle. Esta entrevista fue publicada prácticamente un año más tarde, en la revista anarco-comunista chilena "Hombre y Sociedad", (número doble 15-16, Marzo 2003). Pese a la brevedad de la entrevista, se plantean varios temas que el movimiento debería estarse cuestionando ahora y que son cruciales para comprender por qué el movimiento fue derrotado y cómo logró consolidarse el neo-peronismo con Kirchner a la cabeza. Entonces, la suerte no estaba echada y se podían decir cosas como que las luchas transitaban un sinuoso camino hacia la unidad, o que la radicalidad de la nueva generación no tiene vuelta atrás. ¿Qué sucedió, para que la "pronta definición" a la crisis se diera en un sentido muy distinto al que entonces esperábamos? La entrevista entrega elementos de análisis que permiten hacerse las preguntas necesarios sobre temas como el "sujeto revolucionario", los "procesos de unidad", etc. Pero también deja algunas tareas que se plantearon entonces los compañeros y sobre los que valdría la pena cuestionarse: ¿Por qué escenarios para disputar desde el clasismo la dirección del movimiento obrero, para generar espacios para la discusión-acción del movimiento libertario, para definiciones de estrategia y programa, etc. sencillamente no se dieron? ¿Qué factores impidieron la materialización de esos espacios? ¿En qué medida las apuestas estratégicas que hicieron los compañeros fueron insuficientes? En esta época, tanto en Chile como en Argentina comenzábamos a definir nuestras políticas de "frentes" (con bastante influencia mutua). Algunos de los frentes de Chile se han podido mantener en el tiempo; en el caso argentino, los dos frentes definidos (asambleas y piqueteros) colapsaron al poco tiempo con el cambio en la coyuntura y la pérdida de fuerza de ambos movimientos. ¿Qué factores permiten la proyección de largo aliento de los esfuerzos de inserción? Obviamente no esperamos responder todas estas cuestiones con los elementos aportados en esta entrevista, sino que esperamos contribuir humildemente a un ejercicio de reflexión que requiere de elementos más amplios.
José Antonio Gutiérrez D.
http://www.anarkismo.net
Crece el anarquismo organizado en Argentina
La primera semana de Abril del 2002 tuvimos la oportunidad de conversar con un compañero militante de la Organización Socialista Libertaria (OSL), organización hermana que allende los Andes defiende y lucha por los principios que sustenta en nuestro país el Congreso de Unificación Anarco-Comunista (CUAC). Esta entrevista refleja opiniones y reflexiones hechas al calor de la lucha y de la construcción de poder popular.
¿Cuál es la situación hoy en Argentina después de las jornadas de Diciembre?
La revuelta popular en Argentina de los días 19 y 20 de diciembre es una bisagra en la historia de las luchas populares en nuestro país. Las calles de toda Argentina fueron escenario de un levantamiento popular en el que convivieron y se combinaron múltiples luchas de los distintos sectores depositarios de las brutales consecuencias de la avaricia del capitalismo en Argentina. A raíz del estallido popular de diciembre, un nuevo escenario se ha configurado, una nueva situación en la que una creciente movilización y organización popular al tiempo que busca recuperar territorios sociales que le fueron expropiados prefigura –o al menos permite entrever, brinda la posibilidad de crear- herramientas de transformación social profunda, canales de expresión de un poder popular construyéndose en plena batalla contra la ofensiva de un régimen en profunda crisis de descomposición. Las luchas transitan un accidentado y sinuoso camino hacia la unidad.
¿En qué pie pilló al movimiento revolucionario en general, a los anarquistas en particular, y a la OSL, la movilización de masa en contra del gobierno de De La Rúa?
Al imponerse, el neoliberalismo reestructuró a la sociedad, rompió la fábrica para dejarnos en la soledad de casa. Patrulló los barrios para impedir los encuentros en la esquina. Sin futuro nos empujó a modos marginales de supervivencia y a una cultura individualista y egoísta. Pero en más de doce años circularon resistencias profundas que fueron construyendo nuevos modos de organización para enfrentar la flexibilización, la desocupación y la represión. La revuelta popular del 19 y 20D, se produjo en el momento en que maduraron estas condiciones. El 19 y 20D es hijo de estas luchas contra la imposición del neoliberalismo. Pero a su vez, el 19 y 20D no tuvo dueño. Su autor es múltiple, y esa amalgama popular aún no se ha conformado en una identidad popular y política cohesionada. Ese es el camino y el trabajo para las fuerzas populares.
A los anarquistas nos halló en la dispersión más absoluta. En las escaramuzas callejeras se ha visto a individualidades repartiendo piedra y a nuestros militantes compartiendo la organización de barricadas con otras fuerzas, pero hablamos de expresiones mínimas de un movimiento que en Argentina no venía protagonizando luchas de envergadura. La OSL es una organización de mucha acción política e inserción, pero con un reducido número de militantes orgánicos. El sectarismo y la intolerancia del movimiento anarquista que rechaza la organización, que es propietario de los locales históricos del movimiento y de sus órganos de prensa históricos, sistemáticamente busca polos de oposición a las propuestas de OSL, pero no en la construcción de una militancia alternativa sino en el rechazo a la organización consciente y combativa, de clase, articulada en un programa debatido colectivamente y puesto en práctica sin vacilaciones.
¿En que pie quedó el movimiento revolucionario en general, los anarquistas en particular y la OSL, después de las jornadas de lucha?
Este proceso abierto camina hacia una pronta definición, porque es imposible para los de abajo vivir en las condiciones que impone el sistema y no hallan los de arriba la manera de controlar el huracán que han desatado. Por eso existen dos prioridades, preservar los logros y expandirlos. Lejos de menguar, las asambleas populares se multiplican en ciudades y barrios donde no habían aparecido. El peronismo pierde la calle y lucha para recuperarla, para mantener su historia de dominio, de hegemonía. En su estrategia de conflicto el gobierno reprime las manifestaciones de la lucha popular fomentando una guerra de pobres contra pobres. Por eso enfrenta a changarines del Mercado Central con desocupados que reclaman alimentos. Admite que Alfredo Coto conmine a sus empleados a defender sus puestos de trabajo con palos frente a las familias que rodean el hipermercado. Envía a sus batatas a asesinar piqueteros y rompe asambleas a cadenazos y pistola de sus punteros y militantes, usa a las hinchadas de fútbol como fuerza de choque en Ezeiza, en Merlo, en Valentín Alsina. Para demostrar que gobierna el partido único de la burguesía, el radical Posse repite la hazaña en San Isidro. En zona norte de la provincia de Buenos Aires alimenta los escuadrones de la muerte.
Las asambleas barriales –más allá de su destino posterior- representan la semilla de radicalidad que porta la nueva generación y no tiene vuelta atrás. Es el 19 y 20D que cambia la subjetividad de una población que se abre caminos. Los y las anarquistas debemos aprender mucho de este movimiento, pues en su génesis incuba la potencia libertaria. Necesitamos conformar un frente de discusión y articulación militante no sectario entre libertarios y libertarias para acortar la distancia entre el plano entre lo que se enuncia y lo que se concreta, lo que se transforma. La Argentina está a la víspera de una nueva composición de la amalgama social popular y nuestra identidad política debe estar presente en la conformación de ese perfil. Al movimiento anarquista le ha dado espacios de trabajo en las asambleas pero sin estrategia discutida ni programa que impulsar es la misma práctica que se ha dado en todos estos años de inacción, montarse en actividades que no ha impulsado y que no podrá de ningún modo direccionar hacia el socialismo y la libertad pues no se ha dado la discusión de qué herramientas permitirían ese camino.
Por su parte, la OSL ha multiplicado su influencia política y ha incorporado militancia que viene de la lucha concreta y no de la idea en abstracto. En ese sentido ha impulsado la labor de frentes donde el piquetero y el de asambleas han comenzado a trabajar. El frente es un espacio de articulación y discusión política para el desarrollo de una tendencia en el seno del movimiento popular. Por otra parte, profundizamos el desarrollo con diferentes grados de inserción en el trabajo sindical.
¿Cuáles son los principales actores y sus contradicciones en el proceso argentino?
La lucha no está protagonizada por un sujeto social único. Mucho hincapié se ha hecho en la participación de los sectores medios, ya no se trata del ahorrista que reclama sus intereses personales. Pero la historia tiene un sentido y busca ese sujeto capaz de definirlo. Entonces la multitud se hace pueblo en tanto no sólo crea historia sino que viene de ella y la desarrolla como afirmáramos más arriba. En el piquete vive la lucha de la clase obrera argentina con historia, que pelea por recuperarla, por hacer un hilo, para que no se le muera. La asamblea que abraza a los piqueteros transita en camino de la recuperación de esa identidad de lucha popular y produce en el acto un reagrupamiento social de fondo, condición necesaria hacia el desarrollo de conciencia de clase. Esa es la potencia y a la vez los límites que encuentra el movimiento social en Argentina.
¿Qué cambios se ven en la Argentina luego de Diciembre?
Sin duda el cambio de fondo es el protagonismo. La toma de decisiones en directo. La gestión de los asuntos de la población, la movilización para imponer condiciones, el debate político profundo.
¿Qué lecciones cree la OSL que es necesario extraer de las movilizaciones?
La brutal conciencia despierta el 19 y 20D permitió el desarrollo de espacios de discusión y gestión política en el cuerpo de las asambleas populares. Estas nuevas capacidades buscan un norte y en su búsqueda entronca el camino con el movimiento piquetero. Como paso siguiente e inmediato se ha emprendido la disposición de una estrategia de recuperación de una dirección clasista en el movimiento obrero organizado, condición necesaria para que la revolución sea en Argentina. Pero derrotar la mafia sindical es derrotar una herramienta del Estado más, como sería derrotar a las fuerzas de seguridad; ahí es menester entonces construir un movimiento de masas poderoso y vigoroso.
Argentina es un laboratorio en todos los sentidos: sobre ella experimenta el FMI, la OMC, el BM, pero también, en oposición, su pueblo movilizado. El 19 y 20D demuestra que la lucha da resultados.
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