Me escribe la compañera Suplicio. Resulta que ella ha sido la escritora, correctora, editora, maquetadora, distribuidora, contable, empaquetadora y mil cosas más de un libro alternativo de éxito. Resulta que ahora le piden unos compañeros el texto en formato electrónico para poder fotocopiar el libro en el curro de un compañero, graparlo y darlo gratis a la gente que bebe cerveza a fin de que se rediman y entreguen a la Causa. Me pregunta si ha de acceder a esa petición bienintencionada por bien de La Idea. A ello el Acratosaurio responde: no.
La primera responsabilidad que ha de tener Suplicio es recuperar el coste del libro. Recuperarlo marca la diferencia entre un éxito (nuevas ediciones) y un desastre (cierre de la editorial). Así que si los compañeros están interesados en ese libro, lo que han de hacer es comprarlo para a continuación venderlo. Los fondos obtenidos podrían servir para nutrir nuevos proyectos y todo sería éxito, instrucción y felicidad. Respecto a lo de hacer fotocopias gratuitas en el puesto de trabajo de alguien con acceso a una fotocopiadora, dejemos a un lado el riesgo, dejemos a un lado el trabajo herniante de hacer, clasificar y grapar las fotocopias, dejemos a un lado el problema ecológico de contaminación, residuos, papel y dejemos a un lado lo cutre de la presentación. Pensemos en el valor del regalo de un libro a alguien que no nos es querido, que es un desconocido y al que le puede interesar el libro tanto como ahorcarse. Regalar algo así es tanto como tirar a la basura un objeto muy valioso, porque no va a ser leído y rodará del retrete a la cocina hasta que alguien lo envíe al reciclaje. Todo será entonces ruina, frustración y calamidad.
En el ámbito anarquista nunca se debe regalar un libro anarquista a quien no muestra interés, porque solo se aprecia aquello que cuesta conseguir. Aquello que has sudado, aquello que has sufrido para que llegue a tus manos es lo que puede darte satisfacción. Un libro que se te regala por parte de alguien para adoctrinarte, no es un regalo, sino un insulto para el que lo recibe como si se fuera a iluminar cuan bombilla de bajo consumo, y una degradación moral para el que lo entrega, porque al regalarlo está despreciando el trabajo oscuro de un montón de compañeros y compañeras que tal vez han muerto para que llegue a la calle eso que se entrega por nada.
Además, no funciona: lo que a ti te parece maravilloso, a otro le parece un aburrimiento antes del concierto. Por lo tanto Suplicio: vende el libro todo lo barato que razonablemente puedas, dalo gratis a quien lo quiera y no pueda pagarlo, pero no lo regales por nada. Porque lo que no viene con sangre, es leche. Larga vida al anarquismo trinitario circular. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.