Presos excarcelados y otros pánicos similares
Estos días pasados estaba escuchando diversas críticas a una ley que llaman del «sí solo es sí». En resumen, el pleito es que desde su promulgación, hasta que se modificó la norma en abril del 23, un cierto número de delincuentes sexuales podían pedir rebajas en su condena. Y así personas con quince años de prisión podían salir en catorce, o personas a las que les quedaban seis meses de prisión, podían ser puestas en libertad…
El escándalo se refiere a esas reducciones de pena.
¿Alguien puede explicarme, qué problema hay con que una persona que tiene que pasar quince años en la cárcel, pueda rebajar su condena en uno?
El problema –para mí– es el siguiente: se supone que la cárcel, desde un punto de vista legal, puramente reformista, lo que aplica es una pena proporcional a un delito, y separa al preso de la sociedad, para que comprenda el daño que ha hecho, lo repare, lave su culpa, y pueda reintegrarse a la sociedad. Y si eso no se consigue en catorce años, en quince no creo que vaya mejor la cosa.
Por supuesto. Para las víctimas el daño es irreparable, pero será irreparable igualmente en catorce, que en quince años. Y, por supuesto, habrá quien salga de la cárcel, vaya a casa y mate a la ex-mujer delante de sus hijos. Lo que pasa es que lo hará seis meses antes. El escándalo entonces no es lo larga o corta que sea la pena, si no el resultado que obtiene la sociedad (en su conjunto), encerrando a una persona veinte años, con 165.000 funcionarios para vigilar a 45.000 reos, más o menos.
Desde un punto de vista meramente jurídico (no estoy hablando de cosas de anarquismo), la ley expone que al delincuente hay que dedicarle medios para que no pierda arraigo social. Ha de disponer de acceso a la cultura, medios para formarse, tiempo para el ejercicio, programas de reparación del daño, y en caso necesario terapia, teniendo como objetivo que todos los presos acaben su condena en libertad condicional. Cosa que, con la locura informativa, punitiva y carcelaria de estos tiempos, y con el facherío dando voces de «están soltando a violadores y asesinos» para obtener votos, esto podría a acabar malamente.
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Comentarios
La "ciencia" punitivista es la venganza
La justicia aparece para hacernos creer que en este sistema hay equidad y una proporcionalidad en el castigo sin importar la condición social, como si no hubiese más opciones y como si fuese algo "científico" y "matemático". Desde ese imaginario que proyectan, introyectamos en nosotrxs el sistema como algo propio, justo, y nos convertimos en patéticas versiones de jueces que todo lo juzgan desde esa supuesta lógica punitivista y vengativa.
¿Cuál es la ecuación que determina la penalidad por vulnerar unas leyes que sólo sirven para proteger los privilegios de las oligarquías? Esa ecuación es el orden social que hay que mantener.
La ley del "solo sí es sí" es un tremendo fraude porque han renunciado a cambiar las lógicas punitivistas y vengativas por las antipunitivistas que buscan formas diferentes de resolver los conflictos sociales, pues eso supone emprender el camino de una revolución que ningún político, del color que sea, está dispuesto a recorrer. Dicen, hablan, de pretender humanizar las condenas, es decir, crear espacios de privación de libertad ajustados a unos hipotéticos derechos humanos, como si esos derechos concibieran la posibilidad de una vida en el encierro y toda una serie de castigos, no sólo al preso o presa, sino también a su entorno. No hay reparación alguna en el castigo y la venganza, sino un agravio más. La cárcel no pretende ni busca la justicia social, sino normalizar el incremento de la brecha entre las clases sociales desposeídas y las acomodadas.
Un violador no se redime por unos meses o años más de condena. Cambiar las lógicas del abuso, la dominación, la explotación, el control o la violentación continuada de personas o animales en vida, es tan urgente como necesario, y eso solo es posible acabando con el capitalismo y el patriarcado que sostienen las desigualdades y los privilegios. Luego alguien dirá que no se puede echar la culpa de todo al sistema, pero ese alguien no es más que otro eco del sistema, un alienado.
Los que hacen las leyes no las crean para cumplirlas ellos, sino para nuestra total domesticación, y la cárcel es una de las diversas "terapias" sistémicas. Si todo el dinero que se dilapida con las prisiones, se invirtiera en las personas de los barrios que llenan las prisiones, la realidad social y delincuencial sería muy distinta, pero la cárcel se concibe como un negocio más, y para que resulte rentable necesitan de una elevada ocupación, no de ricos que nunca han trabajado duro, sino de clases trabajadoras empobrecidas y precarizadas.