Mujeres, hombres y más cosas

Si tuviera que determinar qué es lo que más me ha ocupado el pensamiento en la vida, no tendría ninguna duda en afirmar que el sexo. Desde muy pequeño iba todo el día más caliente que un pollo asao. Con las mujeres. Pensaba que eso era lo normal... El día de la revolución me dice una chica que si quiero tomar algo con ella, y es que mando al diablo la toma del Palacio y el Gran Día.
Por eso cuando me enteré de que la homosexualidad existía, me quedé pasmao. Aún recuerdo a Modesto, en mi temprana juventud (la del Nacional-Catolicismo), gritando en el quiosko: «¡Trata de hombres! ¡De eso estamos hablando! ¡Tra-ta de hom-bres!». Bueno, hasta que conseguí enterarme que estaban discutiendo sobre hombres a los que les gustan otros hombres, pasó un buen rato. ¿Cómo era posible que a alguien le gustase acariciar el pecho de un tío lleno de pelos, patilludo, con mostacho y ese dolorcillo a sobaco? Aunque –sea dicho– de paso, pensé que era algo positivo. Menos competencia.
Esa sensación de alivio desapareció…, cuando me enteré de que había mujeres a las que les gustaban otras mujeres. Normal, –pensé– ¿qué le va a gustar a una persona con la cabeza bien amueblada, si no es una mujer? Es como si lo estuviera viendo. Una amiga me llevó (finales de los sesenta) a un lugar donde no podía haber nadie a esa hora: La Cruz de los Caídos. Y allí estaban como veinte chicas dándose besitos bajo el símbolo cristiano. Flipé. Y me quedé muy quieto por si acaso mirando la puesta de sol sobre el río.
Tardé en asimilar que la homosexualidad no era nada anormal, no sé, como que veinte años me costó entenderlo.
Lo que me parece claro, es que a medida que avanza el respeto social a que uno pueda expresar lo que es sin temor a que lo quemen vivo, surgen y surgirán más y más definiciones. Así apareció lo queer y la intersexualidad, que es algo parecido a darle a los dos palos que decíamos antes vulgarmente, aunque me cuentan que eso no es así. O el poliamor, que alguna de mis sobrinas lo practica siendo tan complicado, porque amar a varias personas a la vez debe ser el infierno de cansao. Cosas de jóvenes, supongo, pues me dicen que confundo amor con sexo (yo creo que es lo mismo, y si no es lo mismo, es que ni es sexo ni es amor)… Y cuando ya había perdido mi capacidad de sorpresa, me salen con los no-binarios… Me siento perturbado nuevamente. No lo entiendo ni aunque me lo expliquen con peras y manzanas.
Está claro que habrá más y más sorpresas a medida que avance la autodeterminación del sexo. Porque es verdad que yo, por ejemplo, siempre me he sentido como un hombre. Pero si los avances quirúrgicos lo permitieran, y pudiera elegir mi físico, me haría de inmediato con el cuerpo de una señora similar a Sandra Bullock cuando ella tenía cincuenta años. Porque… ¿Qué mejor amanecer, que mirarme en el espejo y ver a alguien así saludándome temprano, con las greñas y sin ropa? Por supuesto que seguiría siendo, –como dice el Gato con Botas al final de su película–: «un amante de las mujeres hermosas. Un gran… [énfasis] ¡GRAN amante!. [Ronroneo] Una locura de amor…».
Eso sí, no sé cómo se definiría esa actitud mía en la Universidad, ni si escribirían algún paper los de posgrado, ni si tendría yo cabida en el movimiento LGTBIQ+, que cualquier día de estos faltan letras en el abecedario. Lo que no creo es que fuera en ese caso una trans-mujer, ya que los trans que he conocido no se sienten NADA a gusto con el cuerpo que les ha tocado. En cambio yo me miro en el espejo y sé que soy muy guapo y que estoy estupendo. Me lo inculcó mi abuela paterna. Y me lo dicen a todas horas las compañeras… Lo de convertirme en mujer, sería solo porque me gustan mucho las señoras. Una fantasía. Un capricho. Una locura de amor.
Y es que no haciendo daño a nadie, que cada cual sea lo que quiera.
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Comentarios
Sin entrar en fantasías...
Me surge la pregunta de si nunca tuviste dudas sobre tu condición sexual. ¿Cuándo descubriste la existencia de hombres que se sienten atraídos por otros hombres, no dudaste? ¿Jamás te llamó la atención algún niño, chico o algún hombre? ¿Con quién descubriste la sexualidad?
La sexualidad, como el proceso de desarrollo de una persona, también pasa por diferentes etapas. La sexualidad infantil es muy distinta a la adolescente y ambas lo son de la sexualidad de la etapa adulta.
Probablemente dirás que no estás de acuerdo con nada de lo que digo, pero siento que actualmente hay mucha confusión en torno a la libertad sexual y el amor libre y, esas nuevas formas de relaciones afectivas como el poliamor o las parejas abiertas, no son más que adaptaciones de la sexualidad burguesa que intentan hacerse pasar por manifestaciones del amor libre.
Las personas no binarias son parte de la libertad sexual y el amor libre, es aquel que no necesita de instituciones ni documentos. Hay quienes confunden el follar con muchas personas como amor libre o incluso pareja abierta o a veces con el poliamor, pero eso no es más que lo que hacía la burguesía. ¿Por qué constituir una pareja si lo que se pretende es que sea abierta? Se puede vivir junto a alguien y mantener relaciones sexuales de mutuo acuerdo a la vez que con otras personas, sin necesidad de constituir pareja alguna.
No estoy ni a favor, ni en contra de las parejas. Me parece que la pareja ni es mejor, ni peor que cualquier otra manera de establecer la relación sentimental y quien dice que la pareja es una manera de "atarse" y "perder libertad", se engaña a sí mismx para justificar o encubrir la influencia de una sexualidad aburguesada. La pareja tampoco es el ideal, sino el recurso desde el que se consolidó la familia nuclear de los sistemas conservadores.
En épocas remotas los reyes buscaban su descendencia con la reina, pero luego tenían multitud de forzadas "amantes" y bastardxs. La burguesía se fue apropiando de los títulos nobiliarios de la nobleza, a la vez que adoptó la sexualidad de la realeza y sus nobles. De alguna manera, de la misma forma que han intentado aburguesar a las clases trabajadoras, también se pretende hacer lo propio con la sexualidad y la afectividad. Hay quienes a esas manifestaciones de la sexualidad múltiple, la llaman afectividad anarquista.
Es indudable que amor y sexo no son lo mismo. Sentimos amor por nuestros hermanxs o por nuestrxs abuelxs, pero por mucho amor que les tengamos, no mantenemos relaciones sexuales con ellxs. No se puede confundir amor con deseo sexual. Hay quienes no pueden tener relaciones sexuales si no sienten cierta afectividad o amor con la otra u otras personas, aunque también hay quienes no necesitan de esa afectividad para follar. A eso se le solía llamar genitalidad y muchas veces se la confundía con el deseo sexual o, en el caso de los hombres, con la hombría.
Lo cierto es que este sistema patriarcal necesita reforzar el bimorfismo sexual y para ello tiene que negar e invisibilizar a quienes no son o no se sienten ni hombres, ni mujeres. Antaño había un mayor reconocimiento del hermafroditismo, aunque la iglesia lo demonizaba y la ciencia lo ocultaba o "corregía" con crueles prácticas quirúrgicas.
No siempre tenemos conciencia del "mal". La mayoría de partidarixs de la ablación de clítoris, no son muy conscientes del daño que provocan. En ocasiones son las propias mujeres que fueron amputadas de niñas, quienes la apoyan para sus hijas. Afortunadamente, cada vez más mujeres mutiladas, son conscientes del daño del que fueron objeto y rechazan esa cruel práctica. Los pederastas suelen recurrir a regalos y al "juego" para consumar el abuso y lxs niñxs, desconocedores de la sexualidad adulta, pueden entrar en su perverso "juego". El silencio y el secreto, se consigue bajo el engaño, el miedo y la amenaza. Lxs niñxs abusadxs, no siempre son conscientes del daño. A donde quiero adentrarme, es en ese terreno del "mientras no haga daño a alguien", pues cuando se normaliza o naturaliza el abuso, y aunque produzca malestar e incluso dolor, no siempre somos conscientes del daño. Por ejemplo, la explotación laboral en ocasiones es justificada y aceptada por lxs propixs trabajadorxs que no sienten que se les esté haciendo algún daño, sino al contrario, piensan que les proporcionan un trabajo. No se puede concebir la lucha por la emancipación del trabajo "solo para afiliadxs" o "concienciadxs"