La destrucción del Estado moderno y sus consecuencias inmediatas
Cuando hablamos de la destrucción del Estado, yo me pongo a pensar cómo se llevaría a cabo ese fenómeno telúrico, y quién estaría dispuesto a apoyar esa aventura. Si imaginamos una catástrofe como la caída de un enorme meteorito, seguido de grandes terremotos, erupciones volcánicas, y aparición de monstruos antidiluvianos (un megatosaurio dentado se zampa a Rajoy mientras baila, ñam ñam), no hay problema: el Estado queda destruido, y con él muchas más cosas, claro.
Si fuese una cosa más doméstica y humana, llevada a cabo en un proceso revolucionario… ¿Quién llevaría a cabo el cambio? Bakunin nos explicó en el siglo XIX que sería el pueblo. En esa época el Estado se ocupaba mayormente de mantener el ejército, la policía, las cárceles, los jueces, los caminos y la seguridad de los comerciantes… Y poco más. La asistencia social y la enseñanza la llevaban a cabo las iglesias, organizaciones filantrópicas, algunas mutuas, y para de contar. Que con una esperanza de vida de cuarenta años no había mucho que preservar. Así que el Pueblo, podía tener interés en destruir al Estado opresor.
En la actualidad, el Estado es más amplio, más complejo. Sigue teniendo su aparato represivo, pero lleva a cabo una redistribución de rentas en forma de servicios: alumbrado, transportes, alcantarillado, sanidad, agua, educación, pensiones y servicios sociales, son gestionados en buena medida, o son responsabilidad de los Estados. Así que seguramente a la hora de destruir los Estados, hay que pensar cómo preservar esos servicios. Porque si cae el Estado y con él su gestión de cosas útiles al pueblo, la población se pondrá de inmediato en contra de los anarquistas, ya que no les interesa ni perder la paga, ni las prestaciones.
Miremos un servicio de salud regional. Pueden estar ahí dentro trabajando cien mil personas. Si estalla la revolución y cae el Estado ahora mismo… ¿Quién gestionaría los hospitales, centros de salud, etc.? Evidente: la gente que trabaja en ellos. Heredaríamos el personal, con virtudes, defectos e ideología. Con suerte, no cambiaría nada durante años. ¿Que por qué? Pues porque resulta que esa población trabajadora, no es anarquista. No, no lo es. Y si los anarquistas se empeñasen en querer eliminar en este mismo momento la estructura de los centros, la jerarquía interna, la corrupción… Se liaría parda. Se iría to p'al sipote. Eso es lo que me parece.
Por eso, una misión de los anarquistas en el momento presente, es la de conectarse en la población a la que dirige sus plegarias. Estando presentes en sus asociaciones, fomentando otras allí donde no las haya, dando soluciones a los problemas del día a día, haciendo del anarquismo algo bueno, útil, deseable. O sea, que hay que convivir con los no anarquistas, eso es.
Decir que queremos destruir el Estado ante quince personas, es como decir que esperamos el Fin de los Tiempos. Un mero deseo que no va seguido de los pasos necesarios para que se produzca. Un saludo, y que vaya todo bien.
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Comentarios
No es necesario esparar, ya está extinguiéndose
No, acrato, no es necesario que los anarquistas esperemos... para destruir el Estado; puesto que el Estado ya está extinguiéndose ante nuestros ojos...
Hace ya mucho tiempo que no es el Estado el que decide, que el verdadero Poder, ese que decide lo que pasa en el mundo, está en otras manos. Y si aún parece existir es porque todavía hay tontos (aunque listos para sus intereses personales) que venden la ilusión del "cambio" a través de sus instituciones.
El proceso revolucionario no es destruir el Estado sino -como bien dices- solucionar con la gente los problemas del día a día por nosotros mismos. Por eso vale más gastar energías en implementar soluciones que gastarlas contra los molinos de viento que es el Estado.
Lo importante no es pues destruir el Estado sino vivir sin él, aunque eso requiera el mismo esfuerzo y riesgo.
Abrazos
Aunque el Estado ha
Aunque el Estado ha adelgazado, es el primero en el enfrentamiento. Jueces y policías, cárcel, multas, secuestros, castigos... Sigue recaudando millones en impuestos. Dispone del ejército. Controla en parte los medios de comunicación, y la totalidad del sistema educativo. ¿Cómo resolver la ecuación en la que entran corporaciones, organismos supranacionales, sistema financiero, estados y población (una buena parte de la cual, vive directa o indirectamente a su servicio)?
Yo, no lo sé.
¿Cómo que no lo sabes?
Acaso, querido acrato, no has dicho:
"Por eso, una misión de los anarquistas en el momento presente, es la de conectarse en la población a la que dirige sus plegarias. Estando presentes en sus asociaciones, fomentando otras allí donde no las haya, dando soluciones a los problemas del día a día, haciendo del anarquismo algo bueno, útil, deseable. O sea, que hay que convivir con los no anarquistas, eso es."
Aunque eso requiera el mismo ( o más) esfuerzo y riesgo que el de tratar de "destruir" ese Estado que nos "da" esos servicicios ("alumbrado, transportes, alcantarillado, sanidad, agua, educación, pensiones y servicios sociales") que pagamos y realizamos los trabajadores.
Claro, pero eso son líneas
Claro, pero eso son líneas generales. Un plan más concreto gustaría. Y llevarlo a cabo, claro.
¿De verdad quieres un "plan más concreto"?
¿De verdad, querido acrato, es "un plan más concreto"lo que quieres? Porque si es eso lo que quieres, en el mercado público de la política tienes un montón de "planes concretos" para nuestra felicidad. Inclusive en el mercado público de las ideas emancipadoras encontrarás también un montón de "planes concretos" para hacer la revolución. Desde los que siguen proponiendo el plan de la "conquista del Poder" (a través de las elecciones o del asalto al Palacio de Invierno), pese a los resultados que esos planes concretos han dado, hasta los que proponen "contruir poder popular" para construir un "mundo mejor".
¿Ninguno de esos planes es suficientemente "concreto" o es que de tan "concretos" se han vuelto hormigón?
Me parece que, en el fondo, no te satisfacen porque tienes conciencia de que, ante la dominación, lo primero es la rebelión y luego, como siempre dices, "lo que es de uno es de todos, etc." Efectivamente, y más en tanto que anarquistas, la emancipación es conviviendo "con los no anarquistas" que debemos luchar por ella en el "día a día".
Mira en México cómo se tienen que olvidar de los "planes concretos" (que no paran de producir división) y rebelarse en el "día a día" para hacer frente a la dominación. En ese México en el que a mis 20 años estuve ya "desaparecido" durante un mes en una de las múltiples cárceles "clandestinas" de un régimen que aún se pretendía cardenista, y en el que, 68 años después, la violencia oficial del Estado no para de competir con la violencia de las mafias no oficiales.
Dicho esto, no escatimemos nuestra solidaridad con cuantos y cuantas sufren la represión.
Sí. Tal vez tengas razón, y
Sí. Tal vez tengas razón, y el plan más efectivo sea el generalista.