De la burla y la catarsis

Alguna que otra vez, me preguntan que por qué hago esas burlas al anarquismo, que pareciera que soy más de otro bando que de este. Bueno, es que a mí es que me gusta burlarme de lo más sagrado sin sentimiento de culpa, recibiendo además la condena del colectivo. Es una especie de masoquismo, que me incita a invocar el asco de los feligreses.

 

Por eso yo soy adominista, ya que opino que el comunismo libertario generaría una dictadura asamblearia insoportable. Y eso se ve en la política prefigurativa que generan sus adeptos, que exigen que el comunismo libertario se cumpla hoy día. Periódicamente ocurre que uno está tan tranquilo, y viene quien sea con una pavorosa bandera negra a exigirme cumplir los principios tácticas y finalidades del comunismo libertario. Vale muy bien, pero…, ¿puedo seguir comiendo sopa?

 

Y es que toda esa dialéctica de los principios me recuerda mucho a la del ejército. Veréis. Yo hice mi pequeña contribución a dos ejércitos regulares, uno fascista y otro comunista, ambos muy parecidos. Es una larga historia. En el fascista, la cosa era más o menos así: diana; desayuno; cargar leña con la mula; llevarla a la cocina; limpiar la mula y la cuadra; echar un sueñecito sobre la paja; formación política; almuerzo; dormir otra siesta en la paja; llevar leña a la cocina con la mula; la merienda; el baño; cenar, masturbación; y a dormir con la mula. El programa era tan apretado, que solo con grandes esfuerzos por mi parte (eliminando el baño) conseguí aprender el arte de disparar ametralladoras, tirar granadas y hacer emboscadas. Como no nos daban munición, tenía que hacer yo los efectos de sonido. Ratatatatatatá ¡Bum! Practicar con el hacha y los troncos de leña, tampoco gustaba. Mis alaridos ponían nerviosos a los oficiales.

 

En cambio la formación política… Ostras tú. Te llevaban al campo, y allí el alférez instructor nos deleitaba con un rollo de aúpa: “cualidades morales del guerrero”. Luego pedía el instructor que participásemos, y de manera indefectible, ineluctable e inexorable, algún trepa recitaba sin ni una palabra propia, otro rollo más mortal que mis lanzamientos de bombas a deshora. Bueno, pues a ese tipo le hicieron sargento, mientras que a mí solo me licenciaron como cabo.

 

Y lo digo, porque esos compañeros que invocan los principios del comunismo libertario, me recuerdan al instructor de cualidades morales de la mili. Como que es mucho mejor a la hora de la verdad, saber manejar el armamento sin tanto principio. Y lo demostré el día que estalló el arsenal, ya que mientras los demás estaban pasmados intentando reaccionar al fuego de metralla, yo solté la leña, me subí en la mula y en menos que canta un gallo estuvimos los dos a buen recaudo, a lo menos cinco kilómetros del peligro. Y es que en adominismo circular, la praxis es la teoría, y la teoría la praxis. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

Comentarios

Imagen de Octavio Alberola

No son "burlas", lo que haces es tratar con ironía algunas de las contradicciones en las que se cae cuando se convierte el anarquismo (que es rechazo de toida forma de autoridad) en ideología y dogma; pues, desgraciadamente, nos cuesta mucho deshacernos del autoritarismo que nos forma y que nos rodea en esta sociedad. 

No te preocupes, acrato, "anárquico es el pensamiento y hacia la anarquía va la historia" si no la convierten antes en doctrina e iglesia los que no paran de sermonearnos con los "principios, tácticas y fibalidades", amen !.

Abrazos

Imagen de Acratosaurio rex

Bueno, vale, pero que quede claro que en caso de conflicto bélico, tendréis que obedecerme, ya que soy cabo en dos ejércitos. No seré el Comandante Fidel, pero cabo tampoco está mal.

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