Vestidos de blanco

Continúo recibiendo propaganda de pequeños partidos de los que se propugnan para cambiar las cosas, y me piden que comente qué me parece la candidatura autodenominada de «escaños en blanco». Bueno, vale. Brevemente.

Se trata de un pequeño partido, que pide a la persona que va a votar en blanco, que vote al «partido blanco», para que ese voto vaya a sus candidatos, que dejarán el escaño vacío. No tomarán posesión del cargo, y no obtendrán ningún beneficio con ello. La idea es dejar el Parlamento con huecos sin cubrir, para perjudicar a los partidos que suelen ostentar el poder. Aunque también pueden fastidiar bastante, muchísimo, a los que suelen vegetar en la oposición. Pero, en fin, nada es perfecto.

¿Qué opciones tienen? Pésimas. Piden a los que votan en blanco, que no voten blanco, sino a ellos. A mí me parece muy mala idea. Si yo voto blanco porque no me gusta nadie, ni cristiano, ni progresista, ni ecologista, ni fascista…, ¿por qué voy a cambiar de idea y dar mi voto a un partido? ¿Para que mi voto compute? ¿Qué más me da, si soy indiferente? Así que el partido blanco será siempre una opción extraparlamentaria o casi.

Además, electoralmente hablando, un pequeño partido puede prometer casi que cualquier cosa, ya que no puede cumplir nada. La gente lo sabe y por eso no vota a pequeños partidos de forma significativa, ya que son inoperantes, a no ser que tengan un mensaje muy reaccionario. Pero bueno, supongamos que estos van a cumplir: ¿qué propugnan estos blancos?

Prometen algo sorprendente: no hacer nada. Luego… ¿Pueden cambiar las reglas del juego político? No, ya que no harán nada. Claro, si consiguiesen que la mitad de los diputados no tomasen posesión, mostrarían un descontento formidable con el Parlamento. Pero también mostrarían un contento formidable con el partido blanco. Ambas posibilidades se me antojan muy dudosas.

Ellos, los blancos de partido, parecen ser conscientes de que no van a obtener buenos resultados. Pero se plantean un horizonte utópico con un Parlamento en el que cada vez haya más y más escaños vacíos. Esos escaños no ocupados (dicen) perjudicarían a los grandes partidos, que dejarían de percibir los dineros que se les otorgan por votos y diputados… Este es el argumento más fuerte que tienen. Sí, claro. Pero, aparte de muy negativo, totalmente inútil. Por perder unos diputados, ni se resiente el sistema electoral, ni se destruyen los partidos. De hecho el PSOE va a perder el día veinte de noviembre, dicen los de los sondeos, cincuenta o sesenta diputados sin siquiera pestañear.

En definitiva: un pequeño partido, pide tu voto para que lo transformes en un gran partido, con sus estrellas y cometas en el cielo. Piden que los que votan en blanco, no voten en blanco. Y prometen no hacer nada. Mala oferta para la novia.

En blanco, en negro o en colores, el voto para los leones. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.