La profesorita y el rabo de la "a"
La reflexión sobre el maestro y la guadaña (1), ha tenido secuelas. He recibido varias cartas al respecto, una de ellas dice esto.
"Realmente yo era de niña muy tímida y callada, y, desde antes de 6º, concebía a los profesores, por su rigidez, por sus amenazas, por su saña y son sonrisas fugaces y crueles, como seres no-humanos. Una especie de grado intermedio entre robots infalibles e insensibles y divinidades terribles y vengativas. Una vez casi me da un soponcio cuando descubrí que una maestra tenía hijos, cuando vi a otra riéndose con un alumno y a dos tomando una cerveza en una terraza. Sin embargo, a pesar de ser muy introvertida, tenía cierta inquietud interior que me obligaba a analizar mil veces las cosas y que a veces emanaba con un grito, una desobediencia y en una ocasión con llanto. Estaba en 3º, creo, e intentaba terminar una redacción, de pequeñita era perfeccionista (a veces borraba una y otra vez una misma letra hasta que se perfilaba bien), y la profesora exigía que se la entregáramos (Doña Carmen, creo que se llamaba ese engendro agrio), todos lo hicieron menos yo, que seguía retocando, angustiada, el rabito de una “a”. Vino hacia mí y me insultó en términos durísimos: “Qué que te crees que son letras de molde (lo de molde lo recuerdo bien), maldita jedionda, vas a gastar mi tiempo con tus machangadas”, entonces lloré, porque yo estaba muy orgullosa de mi letra, y recuerdo que una amiga, Elena, le dijo a la “señorita” que estaba mojando la libreta con las lágrimas, y eso debió darle tanta rabia a la profesora que me pegó una y otra vez con toda la fuerza que pudo; dejé de llorar y me entraron ganas de matarla. Mi padre se enervó y fue a hablar con ella, y al día siguiente me dijo resentida que descubría que había hecho muy mal al contárselo a mi padre. No volvió a pegarme, pero no me dejaba sentar con otros niños y me recluyó en la última fila, así hasta final de curso. "
Bueno... Lo primero, aclarar que se trata del año de 1991 o 1994 después de Cristo. No se trata de la escuela franquista, ni de Afganistán, ni de un celador de Alcatraz. Se trata de un humilde Colegio Público al que la gente manda a sus hijos.
Si rebuscáis en algún oscuro rincón de vuestras infancias, encontraréis casos parecidos. Tal vez no os tocaron a vosotros por motivos ajenos. Tal vez sí. Tal vez lo visteis sufrir a vuestros compañeros sin mover ni un dedo, considerándolo parte del proceso educativo, rezando para que no os pasase a vosotros. ¿Por qué no se denuncian más estos casos? Por dos motivos: porque las niñas de ocho o nueve años no saben poner denuncias, y porque la Institución protege el maltrato. Y cuando por fin has salido de esa pesadilla, quieres olvidarla. Habrá -por tanto- que aguardar décadas a que la Institución se derrumbe gracias a la protesta vigorosa del alumnado armado de bidones de gasolina.
¿Qué podemos decir de esa profesora? No tengo palabras, así que para poder entender este caso tan habitual, he ingerido una serie de drogas milenarias, he entrado en trance y he grabado lo que he dicho, que os transcribo porque no recuerdo nada, y, sinceramente, pronuncio conceptos de los que no sé el significado. Como en El Exorcista.
"¿Qué le ocurre a esa profesora? Un deseo constante de ser reconocida, sumado a la exageración de los propios logros y capacidades, junto a una alta necesidad de admiración y a una carencia casi completa de empatía constituyen los síntomas perversos de un trastorno de personalidad narcisista, que pueden ser considerados como parte de uno mismo, aceptados.
Es lo que se denomina egosintonía y consiste en percibir los rasgos psicopatológicos como parte de la propia personalidad. El enfermo ve su enfermedad como manifestación de su excelente salud. Quizás alucine provocando hiperventilación a esos pobres criajos a fuerza de inducirles un estrés de tres pares de cojones.
En ese caso podría tratarse de algún tipo de hipoxifilia pero, al contrario que con David Carradine, aplicada a otros."
Fin del trance. Joder, qué horror, menuda resaca de mierda, lo que hay que hacer... ¡Camaradas anarquistas!, ¡por una "a" de rabo perfecto!, lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTA
(1) Cuando el maestro maneja la guadaña http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/12930
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Comentarios
Sobre el tema.
Si a la verdad que hay profesores que nunca debieron haber pisado un aula. Hacen de una experiencia que debería de ser idílica y memorable algo grotesco. A mi en lo personal recuerdo a una maestra acá en Puerto Rico, una maestra de derechas digna hija de esa gran camada de fascistas que pululan por estos mundos. El 23 de septiembre, el día de la celebración de un intento revolucionario en Puerto Rico para 1868, ella dijo que eso no lo iba a discutir por que, fue un asunto sin importancia. Ese fue mi ultimo año en ese colegio privado, mi familia me saco del mismo, para alegría mía.
Salud y Escuela Racionalista.
El otro día en el debate de
El otro día en el debate de la cnn, salían dos espantapajarracas asegurando que lo que piden los padres es que el profesor imponga mas autoridad y disciplina a los alumnos.
No, espantapajarracas, lo que los padres queremos es que aquellos que han de enseñar a nuestros hijos lo hagan con el ejemplo de respeto y consideración, desde una óptica vocacional, donde no tienen cabida la egolatría y las neuropatías en aquellos que debieran ser espejo de valores y principios humanitarios.
Como decían en un conocido programa, el lema de la enseñanza actual podría ser: "Vamos a desaprender a desenseñar como se deshacen las cosas.