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Las relaciones con los otros, y las disputas de anarquistas

Enviado por Acratosaurio rex en Lun, 19/07/2021 - 14:35


Nada de relaciones con alguien que lleve este tipo de camisetas

Otro punto de fricción y desacuerdo entre anarquistas, es el de las relaciones con otras personas y organizaciones. Una previa: podemos dividir a las personas del mundo en arquistas y en anarquistas. Los arquistas son los partidarios de que alguien mande. Y los anarquistas los que pretenden que no mande nadie. Ambas posturas chocan, y como resulta que arquistas hay muchísimos más que anarquistas, pues nos pegan unas palizas que no veas en cuanto nos descuidamos.

Esto lleva a que haya anarquistas que afirmen que no se debe trabajar con gente que no sea anarquista para evitar traiciones, salvo que la gente no anarquista haga lo que dicen los anarquistas. Traidor dicho sea de paso, puede ser cualquiera, hasta un anarquista. Por lo tanto, paranoia al canto. No obstante, como esto es un tanto reduccionista, y llevado al extremo pareciera que se debe de hacer un test de pureza de sangre antes de comentar el periódico con un desconocido, se hace esta excepción: en caso de conflicto social, un anarquista puede tratar con la base, o sea, con el pueblo libre, que se expresa al margen de partidos y sindicatos, para que siga las sugerencias libertarias.

Cosa complicadísima –en realidad– porque todo está lleno de partidos, sindicatos, fundaciones, ONGs… Y estás en una asamblea y la gente grita ¡Unidad!, ¿y eso cómo se come? Te pones a hablar con una mujer que te parece de fiar, y resulta que te enteras al cabo de dos horas de darle la paliza, de que es una monja teresiana vestida de paisano que va a buscar obleas, y que te ha vendido un calendario del año pasado. Pero ahí va, ¿que hay una huelga de colchoneros? Pues el o la anarquista va para allí a hablar con las bases de colchones. O con quien pueda, si es que se decide a ello.

A eso se le llama "tener contactos puntuales por la base para un fin concreto". Eso es. La base es algo así, como el pueblo puro. Alguien sencillo y exento de maldad. Ahora bien, ¿quién cuernos es la base en lo concreto? Ni puñetera idea. La base –te dicen– es la base. Si yo tomo contacto con alguien de otro sindicato que momentáneamente piensa como yo, y que está por trabajar conmigo en la cosa del convenio…, pero que está afiliado a sabe dios qué, que cobró un dinero por poner el toldo en la caseta del partido, y que es socio del Atlético de Madrid, estaría siendo un traidor al anarquismo…, salvo que el intérprete correcto me dé indulgencias para ello.

¿Y qué es un intérprete correcto? Es alguien que acumula un prestigio de la hostia y otorga legitimidad, o dicho de otro modo, permiso. Es el líder natural, exento de aditivos. El cómo acumula prestigio el tipo o tipa que habla es complicado de explicar, porque puede que derive de su posición académica, de su capacidad de oratoria, de su espíritu de sacrificio, de su entrega a la causa, de sus conocimientos ideológicos, de lo bien que escribe, de lo guapo que es… 

Pero, la verdad, yo he conocido a gente buena, altruista, bella y muy inteligente, que no solo no era escuchada, si no a la que le han lanzado escupitajos. Y en cambio lerdos más tontos que un imbécil desnudo en lo alto un cactus, son alabados hasta lo inconcebible, tal vez porque son hombres guapos y con un título universitario o dos, y dicen cosas. Hablan, sudan, y va un palmero y le pasa un trapo por la frente, como Verónica a Cristo. Son las mismas cosas que puede decir una señora vieja, gorda y que no ha ido al dentista en su vida, a la que no se hace puto caso y se la manda a hacer tortillas de patatas (que es lo que hace –al fin y al cabo– la base). En cambio el líder natural, si hace una tortilla, recibe una pila de alabanzas y se apunta en su currículum, así esté quemada como un cuerno. Es muy curioso.

En resumen. Desde la posición de "relacionarse con la base", sus defensores consideran que lo anarquista de alta calidad, es no relacionarse con gente impura, siendo impura cualquier persona que esté vinculada a ideologías no libertarias, o cualquier persona libertaria que incumpla algún principio inalterable, o algún artículo estatutario interpretable. ¿Es complicado? Para nada. En la práctica se establece ese principio del siguiente modo: Punto uno: yo puedo reunirme con quien me parezca, si el intérprete correcto me da su apoyo, o si estoy en el bando correcto, si es que soy capaz de trabajar con alguien. Punto dos: los demás podrán colaborar con otras personas, solo si me caen bien. De lo contrario, que se preparen. 

Y una vez establecido ese pedazo de rollo, se procede a disputar entre anarquistas, uy, años y más años. Que en esto de disputar, hay expertos pa cagarse. ¿Qué cuál es mi recomendación? Que lleves a cabo tus propios errores. Que en esta vida, pa ganar alguna vez..., hay que ser traicionado.


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