Por una vez los descalabros electorales no son achacados a la terrible abstención habida en Galicia (41%) y País Vasco (47%). En realidad de toda la población llamada a urnas, 918.000 personas en Galicia, y 810.000 en País Vasco, han decidido expresar que no se sienten representados por ese teatrillo de trepas sedientos de poder, influencia y caudales de diverso tipo. El PNV, vencedor absoluto, sólo puede mostrar 349.000 adeptos. Y Feijóo del PP en Galicia 625.000 secuaces. Dato curioso, ambos partidos pierden en torno a 50.000 votos, pero ganan o mantienen escaños.

Los llamados soberanistas, por su lado, celebran sus resultados. Políticos de BILDU y de BNG dan gracias a Dios por el fracaso de los advenedizos del PSOE, y de Podemos y sus marcas. Pintar, no pintarán nada porque han perdido. Pero han ganado un montón de pasta, de estructura, de asesores, de oficinas, de contactos, de influencias, que es al fin y al cabo lo que cuenta para esa gente. Y así cuando lleguen las elecciones catalanas, nuevamente habrá victorias históricas del soberanismo, y nuevas derrotas implacables de la izquierda. Que en el Reino cada oportunidad política perdida, es histórica. Y dado que este año es el 25 aniversario del fin de la Guerra de Bosnia, aprovecho para recordar esa masacre, y afirmar que el nacionalismo y la religión son lo peor que le ha pasado a la Humanidad, y que la izquierda electoral ha nacido para perder.

Por supuestísimo, a los anarquistas nos dirán que la abstención no vale para nada. Hombre, tanto como para nada, no. Tiene un valor simbólico, cuando al parecer los electores mandan el siguiente mensaje a los partidos: "Sé que no soy tenido en cuenta". Así lo sienten los abstencionistas, que saben que al día siguiente del proceso kafkiano, sus vidas seguirán como si tal cosa, y por eso las promesas de los políticos, les importan un carajo.  Y dicho sea de paso, la pírrica subida de BILDU y de BNG, tampoco nos vale pa ná. Y los votos de los derrotados de todo tipo, lo mismo. Salvo a sus políticos y enchufados, que consolidan su propio poder y dominan su parcela.

Y dado que esta es una reflexión, vamos a dar teoría democrática. Se dice que la democracia es el gobierno del pueblo, y que las elecciones representan la voluntad de la mayoría, lo cual es visible que no es cierto. Ahí arriba tenéis las cifras. Unas elecciones democráticas, siempre representan la voluntad de una minoría, que es la que está gobernando, en resumen, diez o veinte personas. Mi pregunta es: ¿Hay algún sentido en el que se pueda decir que los que se oponen a una política, que son la mayoría, se gobiernan a sí mismos, cuando votaron en contra de la política que se adoptó? 

Esta es la realidad: siempre que juzguemos que existe la necesidad de un Gobierno y políticas comunes, el principio democrático requerirá que las mayorías tengan que aceptar las decisiones minoritarias a las que se oponen. Y allí donde un mayoría permanente, sepa que en los temas que más les importan nunca pueden esperar salirse con la suya, precisamente por el funcionamiento del principio de minorías, habrá abstención a mansalva. La existencia de mayorías permanentes, los pobres lo son, cuyas aspiraciones, deseos e incluso principios son sistemáticamente ignorados o anulados en los procesos de toma de decisiones colectivas, hará que la democracia, minoritaria, sea injusta. Y quienes participen en esa farsa de buena fe, estarán haciendo el canelo. 

Tomando como punto de partida la pregunta de: "puede decirse que el pueblo gobierna, cuando es una minoría la que toma las decisiones?", solo se puede concluir que "no", y que el único tipo de sociedad en la que se preserva la libertad o autonomía moral de cada individuo y comunidad es, de hecho, una sin Gobierno. Una sociedad anarquista.