"Yo pisaré las calles nuevamente…" Cantaba Pablo Milanés en los setenta. Aunque la canción iba dedicada a quienes murieron tras el golpe de Estado de Pinochet, podría convertirse –adaptando la letra–, en el himno de los políticos de izquierda alternativa, que habiendo perdido las elecciones, tocan la corneta para hacer ahora política callejera.
Vale. En enero de 2014 sale Podemos montando sus círculos. Unas cien mil personas firman los avales en pocos días. Es mucha gente, y entre ellos y ellas habría mucho pasivo. Pero también habría mucha gente valiosa que harta de manifestaciones, piquetes y protestas, se lanza a la arena política. Dejan la calle para asaltar las instituciones. Hacen primarias y eligen –como no–, a los promotores. Se tiran dos años montando confluencias, candidaturas, programas, discursos cambiantes, dedicando ingentes energías a reclutar candidatos y a organizarlos jerárquicamente en una lista…
A mí me parece muy perverso. Es perverso, eso de es colocarse ahí arriba concentrando poder, a través de un discurso participativo ¿no? ¿No es como proclamar la fidelidad a través del adulterio? Porque tienen muy claro que "ellos" para dedicarse a la política, necesitan "vivir de la política". No lo digo yo. Desde Ada Colau a Pablo Iglesias, han explicado en entrevistas y charlas, que un militante no puede ocuparse de los problemas mundiales, tan solo en su tiempo libre. Para ellos, el ideal de militante, es el de un liberado. Alguien que, desde que se levanta hasta que se acuesta, e incluso durmiendo, está liado con el móvil y la agenda…, porque le pagan un sueldo.
Por eso, estar a la tarea política a tiempo completo (con compensación económica), es diferente a participar por mero convencimiento. La participación, me parece, se da desde la cotidianidad, desde la desventaja. Alguien trabaja, lleva los niños al colegio, hace la compra, lava a su anciana madre, estudia…, y luego se va a un piquete o a una protesta: ése o ésa están en la calle, luchan en la calle, no han dejado la calle por las instituciones. Los otros están en las instituciones haciendo política, y cobrando por ello. No. No es lo mismo.
Y a día de hoy los políticos modernos lo tienen clarísimo: los profesionales de la política tienen que asaltar el poder para gestionar el cambio. Para a continuación, contarte que la actividad callejera de los aficionados sin sueldo es primordial para ello, y que tú debes liarla parda en tus ratos libres, tras acabar de dar clases o de recoger cartones, con el ojo puesto en la cita de los próximos comicios. Que entonces, sí que ganaremos.
Sin lugar a dudas, es un interesante recurso de la ilógica, que habrá que darle nombre y colgar de la wikipedia.
http://www.mundolibertario.org/archivos/imagenes/576d2d58e3e7e_1466772845.jpg [1]