Como todos sabemos, hay nuevas elecciones, y se nos dice a los anarquistas, que no tenemos propuestas. A ver, claro que hacemos propuestas, que tontería. El análisis es muy simple, y me da igual que votes o que no votes. Vamos a bajar al suelo. Vamos a darnos "un baño de relismo militante". Desde un punto de vista absolutamente reformista, completamente a-revolucionario, se puede constatar que los programas que llevaban de bandera hace menos de dos años los partidos emergentes, de una renta básica universal, paralizar los desahucios, echar a la casta, acabar con la corrupción, llevan la coletilla de "...si podemos". Ya no es el contundente "¡vamos a hacerlo!" de enero de 2014, si no el baño de realidad: "lo estamos estudiando" con una cacofonía de lamentos, enjuagues, pactos, cambios de imagen y trapicheos de fondo. Y eso lo dicen en medio de otra crisis que repunta, con el horizonte de nuevos recortes y cientos de militantes represaliados, multados, juzgados, encarcelados y condenados a la muerte civil.
Así pues, queda claro, que quien sea de izquierdas, y sincero, y activo, va a tener que reivindicar mediante el activismo. Tiene que emplear el arma de los desposeídos, que no son los gobiernos, ni las elecciones, ni los parlamentos. Son los movimientos sociales. Va a tener que exigir al Gobierno, sea de izquierdas, o sea de derechas.
Y el camino es la Unión y la Solidaridad. No la unión de organizaciones que sería una locura imaginarlo siquiera. Si no la unión en los objetivos, en las reivindicaciones cortoplacistas. Y la solidaridad en la represión que nos caerá encima no más abramos la boca. Hay que estar todos a una a defender a los nuestros y sacar del hoyo al que caiga.
¿Y cuáles son esas reivindicaciones? Hay dos sencillas y que todo el mundo está de acuerdo. Una es la renta básica universal. En sus diversas modalidades, todos los partidos de izquierda la han llevado en la bandera. Y la segunda es la derogación de la reforma laboral, que también todos los partidos en algún momento han dicho que era injusta. Pero pueden ser otras, da igual siempre que impliquen una redistribución de la renta y un apoyo inmediato al precariado. Que es la gente realmente jodida.
Eso para empezar. Objetivo claro, medios claros. De repente, es cuestión de que las organizaciones sociales, sindicales, colectivos, grupos… Se pongan de acuerdo con una simple carta, con un gesto de inteligencia, y empiecen a hacer campaña, cada cual por su lado o juntos quien lo prefiera, planteando la movilización para el día siguiente de la toma de posesión del Gobierno. Ni cien días de tregua ni mierda en vinagre.
Oh sí, habrá análisis mejores. Pero este es sencillo: ¿Piensas que la lucha está en la calle?
Pues la calle es el campo de batalla. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.