Me estaba enterando del asunto de esos policías que abordan a activistas sociales, y les dan una paga si se convierten en chivatos. La cosa es notable, porque la explicación que dan las fuerzas de seguridad, es que una práctica habitual de la policía, es disponer de informantes a cambio de dinero y de pasar la mano. Es decir, una inmoralidad de tomo y lomo, ya que no hay contrato, ni nómina, ni cotizas a la seguridad social. Trabajo negro sin sindicato. Eso es.
¿En qué veo la inmoralidad? Primero acusan a unos cuantos vecinos de formar "una asociación criminal con finalidades terroristas". Luego te ofrecen dinero si delatas a los amigos, y además te dejan delinquir sin peligro. En fin, ¿no es eso un verdadero crimen contra la moral?
Pero bueno, la cosa va de inmoralidades. La policía, buena parte de ella, dedicada a meter las narices en asociaciones de vecinos, elaborando listas negras. Van a las manifestaciones, fotografían a los asistentes, les ponen nombre… Todo anticonstitucional, qué bonito.
En el otro bando, la prensa sacando a relucir los billones de euros que tienen los ricos en los paraísos fiscales. Y la población se anestesia, porque nada resulta sorprendente. Se da por hecho que todos los humanos somos unos bribones, y que si no delinquimos, es simplemente, porque no podemos. José María Aznar, Esperanza Aguirre, Rodrigo Rato, Rita Barberá, Pilar de Borbón… Todos pillados en una serie de pufos, pero ¿qué más da? El ciudadano lee y se encoge de hombros.
Para mí resulta evidente que una policía que es incapaz de meter en vereda a esos delincuentes que se manejan en el ambiente de los ricos, y cuyo montante de extorsiones sobrepasa la imaginación más fecunda, es una policía despreciable, que se dedica a controlar mayormente a personas honradas. Claro. Imaginad al Jordi Poli ese, hablando con la infanta Pilar, ofreciéndole el oro y el moro. Je. No, no cuela.
A mí me parece, que si realmente todos somos corruptibles, y queremos que el mundo sea moral, solo hay dos caminos. Uno es que todos seamos ricos. Si todos tenemos muchísimo dinero y nos dedicamos a transferir bienes al extranjero, el delito dejará de existir para convertirse en un simple hábito cultural, como arrancar el coche por las mañanas o ir en metro. El otro camino hacia la igualdad, es quitarle el dinero al rico, que solo pueda corromperse en cositas pequeñas, como simular que ya pagó la AMPA. Es evidente. Si no tienes dinero, dejarás de ser un gran corrupto.
Decir que todos somos iguales y que depende de la situación en que uno esté, que meta más o menos la mano en la alcancía, lo que señala es el camino de la igualdad. Seamos iguales económicamente hablando, y la corrupción será cosa de andar por casa, moral, igualitaria, inscrita en la normalidad. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.