A la hora de hacer la valoración del año que ha pasado, personalmente destacaría en mi currículum como militante, el haberle hecho el boca a boca a un perro con epilepsia, sacándolo del coma. Una habilidad por la que me llaman "el que chupa a los perros, que asco". Luego, estoy contento, ya que los compañeros y compañeras han parado algún ERE, han impedido algún despido, han blindado algún convenio… Pero en el ámbito global de la disidencia, yo he notado como que un bajonazo.
Conste que es solo una impresión, así que he mirado por encima los datos del Ministerio del Interior (1), y aunque 2015 no está disponible aún, efectivamente: si me fijo en el número de manifestaciones convocadas, se pasa de las 21.947 de 2010, a las 21.297 de 2011, a las 44.223 de 2012, a las 43.170 de 2013 y a las 36.679 de 2014. ¿Por qué en 2011, a pesar de estar presente aún el 15-M, había solo veinte mil manifestaciones, y más del doble al año siguiente?
Pues porque (es mi opinión solamente) en 2011 estaba aún gobernando el PSOE, y cuando hay gobierno de izquierdas, y el PSOE es de izquierdas, la movilización social decae profundamente, aunque haya mil motivos para liarla.
Bueno, podéis decirme que en 2014 hay una notable disminución de manifestaciones, y está gobernando el PP. Sí. Pero es que no recordáis que en 2014 aparecen partidos emergentes. Podemos absorbe una enorme cantidad de energía en la preparación de las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, y en las sucesivas que han ido llegando, municipales, autonómicas y generales, se han ido sumando otros partidos de izquierdas que han fagocitando militantes, ora para preparar campañas de partido, ora para ser contratados en puestos de designación libre en Ayuntamientos, diputaciones, oficinas parlamentarias, etc. Hasta gente que se dice asamblearia está mandando por ahí.
Y a medida que las izquierdas van copando puestos de trabajo en ayuntamientos, diputaciones, consejos de administración y gobiernos variados, ocurre este curioso fenómeno: que los militantes de izquierdas dejan de actuar, se inactivan, duermen. Los que tienen puestos remunerados, porque se han situado; los que no los tienen pero los esperan, porque no pueden criticar a los suyos, de los que además esperan algunos favores en materia de empleo, subsidios, ayudas o legislación más permisiva, (por ese orden). Los que están en ONGs presentarán proyectos desde los que intervenir socialmente además de subsistir, y estos proyectos serán aprobados con más facilidad, etc. Y el pueblo obrero, al que se le han quitado sus miembros más activos, pues se queda sin dinamizadores, sin recursos y sin esperanzas, a esperar a ver que cae en la cola de la Trabajadora Social.
Y así pasa en general, que cuando las instituciones triunfan, el pueblo hiberna. Feliz 2016, a los que nunca se duermen, gobierne quien gobierne. Lo que es de uno es de todos, los que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTA
(1) Las fuentes que suelo consultar, son las oficiales, ya que son las que hay –que yo sepa–. Soy consciente de que un análisis de este problema de la pasividad popular, o de por qué la gente no se rebela o deja de hacerlo cuando tiene motivos, requeriría muchísimo más análisis. Pero me conformo con lo del número de manifestaciones, a la espera de que algún gobierno de izquierdas me pague por asesorarle. Ahí os dejo el enlace a las series estadísticas del Ministerio del Interior, por si queréis ver los datos referidos a derecho de reunión y manifestación.