Una respuesta, respecto a cómo prevenir o mitigar los conflictos internos en las organizaciones libertarias, que siempre hay alguno, o en curso, o formándose. Os lo explico. Lo único que puede evitar los conflictos internos, y lo único que puede regularlos en positivo, es tu actitud libertaria. No le eches leña al fuego sagrado, y procura ir a lo primordial, que puede ser lo más olvidado. Lo primordial, es la militancia. Decir lo que se hace, y hacer lo que se dice. Que no te líen cuatro majaras. En el plano libertario, practicar la no dominación, eso es lo más simple. Profundicemos. Un poquitín.
Algo muy básico, es evitar las conspiraciones entre compañeros. A ver, se te presenta alguien con un dossier impresionante (en papel) que demuestra cosas que pasan a cien kilómetros, y te invita a una reunión para salvar a la anarquía. ¿Qué has de hacer? Con pompa y circunstancia, coger el papeleo, y buscar un destructor de documentos que haga tirillas de un milímetro. Luego las tirillas las quemas en un horno de incineración. Las cenizas las entierras en un pozo profundo, justo donde el nido de las serpientes venenosas, porque toda precaución es poca.
Respecto a la reunión, pide datos fundamentales, apunta la dirección, y si se celebrará en círculo, con tarima, con estrado…, y si habrá algo para picar. Pregunta también si hay que ir encapuchado, y el santo y seña. Cuando tengas toda la información, márchate exactamente a las antípodas, ya que no tenemos cohetes espaciales. Lo bueno del Cosmos, es que no hay gente.
Ay. En general, la mayor parte de temas que se escriben en la pizarra de los conflictos internos, tienen para mí una importancia relativa, si comparo esos asuntos con que se me retuerza un cojón en doble torsión mientras me froto distraídamente con la esponja. Eso, duele mucho, es peligroso. Lo otro, comparado, carece de relevancia.
Es primordial que mantengas intacta tu fuerza, tu inspiración, que seas capaz de llevar adelante tus proyectos. Millones de veces más vital que entrar en conflicto interno, es elaborar propuestas, llevar a cabo acciones colectivas, incrementar la capacidad de diálogo, asumir la fraternidad y el compañerismo… Es mejor –en definitiva– ser capaz de solucionar problemas, que crear conflictos internos que solo los entienden los que los llevan.
Porque de la militancia surgen tres satisfacciones: la primera, convertirte en protagonista de tu propia historia haciendo la política del terreno, aquí y ahora; la segunda, la de la camaradería que surge ante las dificultades y condiciones terribles a las que te enfrentas; la tercera, recibir la simpatía y apoyo del pueblo que te percibe como uno de los señalados para la gloria. Hasta en la derrota eres grande.
Mira a tu alrededor, siente tu fuerza y escucha el rumor del silencio… Es alguien que pasa las hojas del último informe. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.