Ha terminado el XI Congreso de la CNT en Zaragoza. La CNT, además de un gran sindicato, es una musa de gran fuerza y de inspiración. Así que el que la Confederación siga pregonando que persigue un mundo igualitario, justo y libertario, es para mí muy satisfactorio.
No tengo ni idea de cómo han sido los otros diez congresos, y no sé cómo habrá sido este. Estoy orgulloso de haber asistido a un montón de comicios orgánicos de la CNT hasta los años noventa…, estableciendo relaciones personales más allá de lo metadescriptivo. Que es una manera de hablar del bar sin mencionarlo. Era un tiempo, ay, en el que bebía cervezas. Luego me pasé, ay, al vino. Y al final me hice, ay, abstemio y virtuoso, y dejé de ir a esas cosas de reuniones, que me parecen muy aburridas. Hay que ser un titán orgánico para tragarse una pila de horas de plenario, ay, y yo no tengo tanta resistencia. Cada cual vale para lo que vale, y un tomate es un tomate.
De este Congreso, sé que varios sindicatos no han ido porque no les ha dado la gana. Podían haber acudido con sus ponencias, y aportar lo que fuese, y me parece muy respetable que hayan preferido abstenerse. La abstención es algo muy anarquista, así que: ¡Bien hecho! Sé que otros sindicatos se han ido de la CNT, y lo mismo digo: la permanencia es voluntaria, esto no es una secta. Y sé por interné que varios, no sé si siete o diecisiete fueron desfederados…, pues pienso que deberían hacer una fiesta, porque que a uno le echen de la CNT, es siempre una buena noticia. Menudo peso se quita uno de encima, ¡Joder! ¡La hostia! ¡Por fin libre!
Tanto los que no han ido al Congreso porque no han querido, los que se han marchado y los que han echado, tienen por delante un camino muy simple: militar, jincar el callo, demostrar que lo que dicen que “hay que hacer”, lo hacen con fuerza cabal ¡Ánimo! Hablar, discutir, no es solo lo que se suelta por la boquita, o lo que se escribe en un rato. El discurso fluye también a través de los actos. Los actos son los que verifican que el discurso es potente. Y también los silencios son discursos, muestran cosas si uno escucha atentamente el acto. Porque si uno solo habla y habla, y no hace nada, al final lo que ocurre es que uno se escucha solo a sí mismo.
Y sigo, como siempre, a quienes persisten, a quienes actúan, a los ceneteros altivos, héroes homéricos frente al Kraken. O al menos, héroes que se han pasado el puente de la Constitución encerrados. Son compañeros y compañeras, cuya responsabilidad es inmensa: La Tierra, la Unión y Cumplir.
A plena luz del día, Diógenes levanta la linterna. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie lo que es de nadie es de uno.