Caramba, resulta que viendo la tele en la Comunidad Terapéutica, nos hemos enterado hoy de que hay un cacao montao en Cataluña, porque pasa algo con Mas y la independencia…
Ni idea, no hemos prestado mayor atención al asunto, porque a mí me se ha salido una almorrana, y me la han tenido que introducir nuevamente por el culo, entre el maniaco depresivo y el bordeline, mientras me agarraba a la palmera. Mis gritos me impidieron escuchar la tele. Y como comprenderéis, la película que se traiga el Honorable Mas con el Presidente Rajoy, comparado con mi drama, es irrelevante. Es un asunto que me parece… Despreciable si se le compara con una hemorroide florecida. Llegan pues nuevas elecciones, habrá independencia, ponen a este o al otro… Vale.
Contemplemos el problema desde el punto de vista identitario, que se quiera o no, forma parte de todo proyecto nacional. La identidad, por si no lo sabéis, es el núcleo del Ser. Claro, uno contempla las identidades de los contertulios y de las personas a las que arrastran a sus contubernios religiosos, y la identidad actual me parece… Asquerosa si se la compara con un buen mojón de vaca.
Así que aquí os presento mi plan para una identidad colectiva, para un ethos libertario, en condiciones. En primer lugar el igualitarismo, la voz de uno tiene que valer tanto como la de cualquiera, las opiniones el mismo peso, al margen de género, clase, nacionalidad, títulos y dineros. En segundo lugar, antiestatismo, igual que cuando ajorca Fuente Ovejuna al capitán violador. Quijotismo también, que Don Quijote fue el primer superhéroe loco de la modernidad, al emplear la voluntad personal para implantar la Justicia frente a la ley (no olvidéis que murió al recobrar la cordura). Autonomía personal, pacto, diálogo, federación y desapego como medio para eliminar cualquier forma de propiedad personal o colectiva. Cómo no, sentido ético que eleve la dimensión espiritual del colectivo, incitándolo a vivir con nobleza y dignidad. Optimismo y confianza a la hora de enfrentarnos a los problemas, pensemos que podemos hacer aquello que nos propongamos. La verdad, el conocimiento y la felicidad como fundamento del grupo, encaminando la existencia hacia el bien, el ser y el no-tener. ¡Toma castaña, qué bien me ha salido!
Esos son los compatriotas que desearía. Esa es la identidad que yo quiero. Una nación sin territorio, con un himno sin música ni letra, una bandera sin tela, una historia sin fechas, un destino sin escribir, un espíritu sin alma y una revolución en el momento presente… Esa es una identidad en condiciones, y no la porquería que nos venden de hablar este o el otro idioma. Que por hablar uno u otro, no se dejan de decir tonterías.
Así que cuando te intenten meter en su agenda esos tunantes, recuerda que su identidad colectiva es un crimen contra tu ethos(1) particular. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
—————————————
NOTA
(1) No tengo ni puñetera idea de lo que es el ethos. Pero suena bien. Impresionantemente culto.