A ti, lector avanzado en las ideas sociales, tal vez algún día se te acerque un compañero, y con gesto de complicidad te explicará –sin atisbo de duda–, que hay que buscar la unidad de los anarquistas…, solo que…, estando separados. Se trata de anarquistas que piensan que el anarquismo es Uno, es decir, el de ellos.
De los requisitos del afán unitario está el velar. Velar significa que has de estar pendiente de lo que pone el libro de obligaciones (1). Dicho libro es tan interpretable y respetable como la Biblia (2), que en nombre del Dios Uno, ha dado lugar a tres religiones monoteístas, y a una cantidad de cismas, escisiones, secesiones, ejecuciones y guerras, que te cagas.
Para los partidarios del unitarismo vigilante, hay que denunciar públicamente la incoherencia de lo que sea. Está uno tan tranquilo leyendo poesías de Durruti, cuando llega un unitario denunciando a un incoherente: muy importante, deja lo que tengas entre manos, porque si no, te miran mal. ¡Hay alguien que tiene un comportamiento inadecuado! (3), pues nada, a discutirlo. Y al igual que Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, los unitaristas clavan sus anatemas en las puertas de los locales, sin dejar dormir a los vecinos con tanto martillazo.
Que si dijo esto, que si hizo lo otro o que si tiene malas compañías, pierde uno la cuenta de los cismas. Y si no hizo nada, peor: puede hacerlo, o está disimulando, o se oculta traicionero. Todo ello escrito en informes. Horas y horas estudiando unos papeles más largos que un día sin pan, con una temática que hace que Martin Heidegger sea ameno. Cielos. Te lo juro, si quince meses atrás te informo de que si te afilias te dan una clave, y te tienes que leer un tocho de pé-dé-efes que de imprimirse acaban con la Amazonia, me dices que estoy colgao. Pero hoy te lo pasas estudiando ese muermo codificado por Enigma, como si fuera el kamasutra.
Dicho esto, ¿qué pienso yo? Pues que yo tengo bastante con vigilarme yo. Pienso que cuando uno se fija en los demás para denunciarles, está perdiéndose de vista a sí mismo, y entra en el terreno del deseo de Poder y de Control. Y eso es un error, porque desear que los demás se reúnan cuando tú quieres, hablen de lo que tú quieres, y hagan lo que tú quieres, es incitar a que tus amigos te metan una patada en el culo.
Además, ese deseo no viene de ti. Probablemente el que interrumpió tu lectura, a su vez fue interrumpido por alguien que lo lanzó a dar la lata. Échales un vistazo a quienes incitan a velar, y encontrarás que se carcajean cuando piensan que están solos (4). Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTAS
(1) En alguna parte tienes escritas las normas de funcionamiento. Si no las conoces, no las busques ni vayas a siquiatras por más que te lo recomienden.
(2) ¿Tengo algo en contra de la Biblia? ¿Reniego de los textos sagrados? Pues no. La Biblia puede ser de inestimable ayuda para hacer cigarrillos, o para llevártela de paseo al campo y sentarte sobre ella. O para encender la estufa. Sus hojas, sabiamente dobladas, pueden equilibrar una mesa, o facilitar la higiene anal o nasal. No, no seré yo quien le quite la importancia a un buen libro de consignas, consejos y prohibiciones, ya que siempre se aconseja sobre lo que no se lleva a cabo, y siempre se prohíbe lo que se hace o se quiere hacer. Es que no tiene sentido prohibir lo que no quieres o no puedes hacer, o aquello que aunque se prohíba, va a ser hecho. Qué lío.
(3) Los comportamientos inadecuados suelen tener mayor importancia que los asesinatos, intentos de homicidio, violaciones, secuestros, acosos sexuales y atracos con fractura ósea, que son competencia del juzgado de primera instancia.
(4) Las carcajadas de los tipos con afán de Poder Control suenan entre histéricas y diabólicas. Como jajajajaja, jijijiji, jojojojojo. Y cuando las emiten, suena un trueno. El Control social en el seno de las organizaciones, incluye actividades no específicamente coactivas, como valores, costumbres, estereotipos y creencias, y murmuraciones que conllevan adoctrinamiento. Más o menos.