Estoico, como Espartaco en la horca, veo un vídeo de unos trabajadores de Mercadona que –despedidos de manera abusiva– han acabado en la CNT reclamando sus derechos (1). El vídeo no tiene desperdicio, y os lo cuento: tras 25 años de trabajar fielmente para ese colmao, los trabajadores se encuentran en esa difícil edad que es la de los cincuenta (más o menos). Ellos se han dejado la piel por el señor Roig (el cacique del clan), produciéndole montañas de dinero, ya que pensaban que eso era como una gran familia o parecido. Pero resulta que un buen día, empiezan a recibir partes por faltas muy graves y graves. Las faltas consisten en haber puesto una etiqueta torcía, haber dejado un paquete de leche donde no se debe… Al cabo de poco tiempo el trabajador recibe ¡Un despido disciplinario!
Como la cosa es indignante, van a juez a que dictamine que el despido no procede, y allí se encuentran con sus propios compañeros/as desbraguetados que atestiguan ante el juez que sus colegas “no dan pie con bola”, y que el despido disciplinario se lo merecen. Y el juez dice “vale”. Así que al paro, sin indemnización, sin salarios de tramitación, con una depresión de camello.
En resumen: trabajadores aplastando a trabajadores, hundiendo en la miseria a quienes pocos días antes habían saludado, tomado café, sonreído y preguntado por su salud. O sea, algo indigno, miserable, que a más de uno le hace flaquear la confianza de que nuestra especie, consiga salir del atolladero en que la han metido diversos mafiosos de guante blanco.
Pero… A mí estas cosas me hacen confiar, porque... Ser vil, es algo muy costoso. Todos esos pelotas que a fuerza de lamer el ano del patrón padecen de estrabismo, han tenido que ser convenientemente enseñados, tal como nos explica la novela de Un mundo Feliz de G. Orwell. Este ambiente de nazismo económico, esta dictadura empresarial, este fascismo de mercado, es el que produce esos desechos humanos, chivatos malinchistas, zombis babeantes, etc. Luego en condiciones sociales de dignidad e independencia, el resultado humano será diferente. Así es.
Por supuesto un cabrón lo será aquí ahora y en la anarquía. Pero si conseguimos cambiar las reglas, asaltar el castillo y quemarlo hasta los cimientos…, para hacer llegar la anarquía… Amigos y amigas: en la anarquía ese cabrón no tendrá posibilidades de mandar, tener cargos, y joder vivas a miles de personas. Porque no habrá ni señores, ni mandaos. Y el niño aprenderá a ser digno y solidario. Si es un cabrón, de adulto será un cabrón. Sí. Pero un cabrón solidario y digno.
La naturaleza humana se define como el agua que adopta la forma del recipiente que la contiene. Si en vez de agua es vino, también vale. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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(1) http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/33238 [1]