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Lo hice por incoherencia con mis incoherentes principios

Enviado por Acratosaurio rex en Sáb, 15/11/2014 - 01:12

La coherencia, claro. La coherencia es de una de esas cosas, que son de una importancia muy importante (1). Os voy a decir lo que pienso de la coherencia, tras observar años y años a la peña. La coherencia es algo, que se exige mucho a los demás. Alguien hace algo coherente, realmente jodido, qué sé yo, se sube a un poste de seis metros, y ayuna seis días entre seis mil moscas. Muy interesante de contemplar. Y piensa el tipo: “yo, aquí, mortificado, por la Causa, ¡y ése cabrón!, ¿comiendo bocadillos de jamón?”… Y exige coherencia... Mal, muy mal. Puedes llegar a ponerte enfermo siendo coherente. Tampoco es tan difícil, tienes hambre, uno come, pues eso es coherente.

 

En fin. Exigir coherencia a los demás, a mí no me gusta. Uno elige cuál es su coherencia, eso es algo íntimo, personal, libre, propio y satisfactorio. Y uno contempla los márgenes vitales de los demás, y el ejemplo que muestran, como objetivos a los que llegar, o como defectos hacia los que no hay que retroceder. ¿Pero coherencia de librillo? Por favor. Yo en la vida me subiría en el poste ese, ni que lo exigiera la Pachamama.

 

Muchas veces lo que realmente fastidia a los que invocan la coherencia y los principios que-se-incumplen para solicitar un auto de fe, es que el que los escucha puede ignorar su perorata, simplemente dándose la vuelta. Joder, menudo fastidio, demostrar científicamente algo incoherente, y que la víctima se encoja de hombros. Pues para mí esa indiferencia muestra que el uno carece de poder, y que el otro disfruta de autonomía. Esa es la anarquía. Entre iguales, poder es equilibrio. Ojo, que esta concepción del Poder que os doy, se carga mil pajas mentales de los seguidores del Foucault. Os lo juro: donde existe equilibrio y correspondencia, no existe el poder. Lo que pasa es que yo no tengo cátedra en el Collège. No sé por qué.

 

También está la coherencia de quien no puede ser incoherente. Por ejemplo, yo nunca me he vendido. Jamás. Pero es que a mí no me comprarían ni pegando carteles con mi foto. Lo sé porque lo hice, y no, no me funcionó. Es fácil ser coherente en cuestiones de venta, cuando no te quieren ni regalado. Lo interesante está en alguien que sí que es comprable, y sin embargo se niega a la transacción. Así que hay gente que me exige coherencia, que me recuerda a esos curas de mil años, que se quedaron ciegos por no fornicar, y que presumen de castidad en coherencia con sus principios porque no se les levanta. Así cualquiera, digo yo.

 

En definitiva, que ser coherente, es unir el acto a la palabra. O algo así. Cosa compleja cuando proclamo el comunismo libertario, y le echo el candado a la bicicleta porque ya me birlaron dos. Y es que esta vida... Es compleja. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

 

 

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NOTA

 

(1) Escribo así aposta. O adrezmente. Lo clarifico porque luego me corrigen. 


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