Aprovechando que es otoño, y que llega la vacuna de la gripe, quería comentar el caso de los médicos (alternativos) y sus medicinas. En general puedo decir que prefiero a un médico de la Seguridad Social, ya que si me tienen que asesinar, al menos que sea con un diploma que ostente todo el terrorífico poder del Estado y no el de una academia tibetana. Aún así, cuando el seguro no funciona, a veces insisten los compañeros y compañeras, que me mire mis múltiples dolencias algún tipo de médico terapeuta espiritualmente sensible. Y me dejo mirar.
Te mira profundamente, y te obliga a rememorar qué suceso espantoso te aconteció con diez años en relación con tu madre. Este tío insiste en ello. Bueno. Empiezas a darle vueltas, y seguro que algo encuentras. Porque cosas malas, siempre se recuerdan. Puede ser que mamá empezase a trabajar de cajera y no la vieses con frecuencia, o que te llegase el ciclo y no estuviese a mano, o que te pegase un pescozón con la plancha, o que se fugase con un camionero belga… La cuestión es que ahí está la causa de esos dolores de regla que tienes, de esas ronchas que te cuben el ano, o de la muela del juicio que no acaba de salir. Fueron tus padres, o tu tía Eufrasia, o un profesor malcarado, o cualquier ya muerto condiscípulo de hace cuarenta años, la causa de tus terrores nocturnos. Toma castaña y ve a reclamar a los herederos.
La teoría de que en el pasado está la causa del mal del presente, es tentadora, porque –en mi opinión– evita tener que encontrar alguna causa tratable en la actualidad. Al pasado, a ver quién cuernos le mete mano. Paga cincuenta, cien o ciento cincuenta euros por una hora de comedura de coco, que esto no es altruista precisamente. Y además, haz ejercicio, come verduras, relájate, diviértete, no te tomes la vida a la tremenda y ahí vamos. Como para no curarse con tan sabios consejos. Si percibes mejoría, el médico es muy bueno. Si te quedas como estás o peor, es porque no seguiste el consejo y necesitas más terapia o mayor gasto… Yo sospecho que a los terapeutas alternativos, lo que más les gusta es tratar a enfermos sanos que pueden pagar la minuta.
En fin, que como el que más y el que menos está jodido, y el que no lo está lo estará, porque ¡vaya cómo va el mundo!, he aquí el consejo: come verduras, bebe agua, relájate, diviértete, haz ejercicio, dedica tu tiempo a algo útil y bueno para ti y para los demás, y cuando aparezca la enfermedad, ponle remedio si puedes, y si no…, aguanta como un hombre. O como prefieras, si eres mujer. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, y lo que es de nadie es de uno.