¿Hay altruismo de izquierdas? Viendo cómo actúan los camaradas cuando entran en los ayuntamientos y gobiernos… Pienso que esos izquierdistas con mano que enchufan, enjuagan, cosechan, mandan y beben cerveza a cuenta del presupuesto, se deben al ambiente en que se mueven y a sus propios deseos. Vamos a pensar un poco en eso del deseo.
El interés oculto, existe. Yo mismo tengo deseos inconfesables, misteriosos, que el siquiatra intenta desentrañar en las terapias de grupo de mi Comunidad Terapéutica y que no alcanzo a comprender (por ser ocultos), conque el pobre siquiatra... ¿Y un político? ¿Qué desea?
Un político, alguien que quiere gestionar los impuestos, aparte de querer hacerlo muy bien y beneficiar al pueblo, requiere un pago. Si no hay un beneficio de algún tipo, no se suele actuar más de una vez heroicamente. Por ejemplo, tirarte al mar a salvar a alguien que se ahoga en fuerte resaca, solo puede hacerse una vez por bondad. A la siguiente, ya no puedes. Por eso hay tan poca gente altruista pura, ya que desde que existen las vacaciones, se ahogan sin dejar descendencia.
En política, en cambio, el pago por un servicio es algo imprescindible. Recibir, entregar y cobrar, esa es la economía inversa del don. Atentos: hay dos maneras de pagar a un político en ciernes o asentado. La primera es el dinero en forma de comisiones, sobornos, cohechos, pensiones, cargos retribuidos más o menos legales y sistemáticos. La segunda forma de pago es mucho más compleja, y es el prestigio, ser reconocido, tener un club de fans, pasar a la historia, ser persona poderosa, a la que le basta coger un teléfono y dar instrucciones, para que ocurran cosas. En la extrema izquierda se suele preferir esta forma de pago antes que el dinero, ya que lo mismo ser pobre en dinero viene bien para ser rico en acólitos y tener poder sobre cuatro proletarios. Por ejemplo, un político que encabeza la marcha de los desheredados, habla frente al micro lanzando grandes palabras, suda, y de inmediato… Tres mujeres del pueblo le secan la frente y el despechugado pecho. Ese acto representa energía, no solo la suya, sino la de decenas de personas que le siguen y se sienten importantes al lado del Megamán. Esa energía, mágica, puede ser incluso medida en calorías. Tú dile algo a las tres señoras, y vas a ver las calorías que te entran.
En cambio yo hago eso de hablar en un mitin, me pongo a sudar, y no se me acerca ni Cristo a limpiarme, porque dicen que huelo un peste que no veas. Así de duro es esto: si tú eres un cachanfainas que compra su bono-bus, se sube a un banco en el parque, empieza a pegar gritos llamando a la rebelión…, y ni dios te hace caso. Gastas mucha energía personal, pero no percibes ningún pago más que la satisfacción [¡JA!] del deber cumplido en pro de una [voz solemne] Causa Justa [suena un relámpago lejano, brilla el trueno y relincha un caballo].
En definitiva, que cuando pasen seis meses o seis años, el o la militante altruista está hasta las narices y se dedica a cultivar su huerto. Muy poca gente aguanta ese ritmo no-pagado, y a poco que piensen con raciocinio abandonan.
En cambio, un pirado que necesite audiencia, con algún trauma sexual infantil, que en su edad adulta necesita mostrar que es alguien importante, se mete en un grupo asambleario, se aprende cuatro consignas espesas, aprende a maniobrar, y hay que escucharlo por cojones.
Pañuelo con sudor de líder, no se lava. Se conserva y embalsama. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.