En torno al trabajo, lo que es y para qué sirve, se ha escrito mogollón. Y hay gente que con sinceridad, tiene la creencia de que en la Anarquía no existirá trabajo... Asalariado. Como si eso fuese una gran ventaja. En la anarquía -nos aseguran- trabajaremos. Pero trabajaremos para la Comunidad, de manera creativa, viviendo con plenitud el momento de producir, todos para uno, y uno para todos. Y ahí mis carcajadas resuenan en el orbe.

Es verdad. En la anarquía, plena, total, nadie tendrá que trabajar, porque habremos vencido a la necesidad, a la muerte, a Dios, a las leyes de la naturaleza y a los agujeros negros. Llegará el día, oh sí, que consigamos vencer a esos monstruos que nos dominan y nos obligan a comer, a dormir y a morir, que limitan nuestros cuerpos, y que nos constriñen en un caparazón que no puede resucitar a sus muertos.

Pero mientras llega la Anarquía total, tendremos que trabajar. Y trabajar, entiéndase, en líneas generales es lo que siempre ha sido y será: un verdadero rollo. Precisamente los bandidos, saqueadores, sablistas y explotadores, surgieron y medraron para aprovecharse del trabajo ajeno, para no tener que trabajar y que lo hiciesen otros. Ahora pensemos con la cabeza cabizbaja, como si orásemos. ¿Sentiríais una gran paz espiritual, si día tras día tuvieseis que ir a cultivar un patatal comunitario? Imagínate, esas tareas de cargar sacos de sesenta kilos, ese decirle "satra muuuuula" a la mula llevando el arado romano, ese chocar con un pedrusco, ese puto tábano... En fin, que no es por daros el día, esto es lo que pienso: fuese para la comunidad, fuese para cada uno, fuese por lo que fuese, es un rollo. Habrá gente que sienta un gran placer con ello, no lo pongo en duda, lo mismo que hay gente que dice que tiene siete orgasmos cuando el feto atraviesa el canal del parto, placer inenarrable. Pero no es precisamente lo que percibe el Acratosaurio cuando jinca el callo, será porque no tengo canal de eso.

Y no es que este lagarto afirme que el trabajo sea malo de por sí. Nada de eso. El trabajo, como todo, tiene sus cosas buenas. Por ejemplo, hacer algo bien, que resulte bonito, útil, necesario, que se emplee, que se reconozca..., eso es fenomenal. Y también es maravilloso cobrar. Formidable. Uno de los momentos más felices del trabajo, es ver que te han metido en el sobre la semanada. Porque el colmo sería trabajar, y no tener reconocimiento económico.

¿Y en un sistema libertario, desaparecería el salario? Pues no sé, depende. Si vas a trabajar de barrendero, no te pagan, y tienes una habitación en un hotel de cinco estrellas, con fuentes, estatuas en pelotas, bufé libre, masajista, dentista y fiesta de la burbuja, pues mira, puede ser interesante no tener paga. Pero como vayas a trabajar en la patata, y al cabo del día de feliz esfuerzo comunal, te pongan por delante una cena fría de papa cocida sin sal bajo los alegres trinos del A las Barricadas,… La cosa puede ponerse muy seria. Que hay gente que te dice que no hay que ser productivista, para que encima trabajes más, y gratis, en nombre de la sociedad, del partido, del pueblo o de cualquiera sabe qué pendejada se le habrá ocurrido al señor secretario esta vez.

Trabajo digno y buena paga, hasta que llegue la Anarquía. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.