Uno de los temas estrellas de esta legislatura, y de las pasadas, es el tema de los servicios públicos y su gestión. Existe en ámbitos liberales, la peregrina idea de que la gestión estatal, por no perseguir un objetivo inmediato de lucro empresarial, es más ineficaz, más costosa que una gestión privada que sí que busca enriquecerse y expandirse rápidamente.
Bueno, hay multitud de observaciones puramente empíricas que contradicen ese disparate de la lógica. Claro, si uno coge la Gran Clínica de los Prebostes, y la compara con la Paz Pública Española, muchas cosas pueden quedar deslucidas en la segunda, ya que los capitanes pueden pagar el dinero que les apetece en curarse en salud. Mientras que los pobres lo tienen mucho más crudo si se tienen que dar radioterapia. La cuestión es que mediante la sanidad pública todo el mundo tiene -o debería tener- las mismas prestaciones que el vecino, mientras que a la Clínica de los Ricos sólo tienen acceso los ricos.
Entonces, bueno, para las multinacionales del sector sanitario, España es un terreno que les resulta muy atractivo. Por poco dinero que tengan los pobres, algo pueden pagar, así que… ¿Por qué no quedarse con esa gallina? Y así se han lanzado a esa campaña de depredación que va haciendo caer los hospitales públicos y centros de salud en manos de los depredadores, con el argumento de que ellos lo harán mejor que el Estado.
Claro, a nosotros no nos conviene. Todas esas infraestructuras edificios, terrenos, han sido pagados con el dinero de los trabajadores, ya que a la postre son los trabajadores los que lo pagan todo con sus impuestos directos e indirectos, y con las plusvalías que generan. Si se transfiere ese capital a la privada, podemos despedirnos de gestionarlo y tenemos garantizado de que volará a paraísos fiscales. Y si llegase un momento revolucionario, sería más compleja la expropiación, porque las multinacionales de inmediato silbarían a sus perros para defender sus intereses. Y no es lo mismo ver derrumbarse el Estado lanzando la gorra al aire tras una lucha épica contra la UIP, que ver la flota estadounidense y los marines ante la costa reclamando el pago de indemnizaciones por la expropiación de clínicas o de academias privadas.
Pero, en fin, dice el propio Estado que su gestión es más ineficaz que la de la privada… ¿Puede haber confesión más denigrante y vergonzosa? Reconocen los poderes públicos que carecen de competencia para dirigir una escuela, y pretenden abdicar y dimitir en beneficio de los halcones empresariales. Y pienso… ¿Esos cantamañanas no pueden dirigir una ambulancia de manera rentable, y pretenden dirigir un país? Ya que reconocen su nulidad, que transfieran las naciones a la privada, o que dimitan y nos dejen campo abierto. Mejor la segunda parte. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.