El mes pasado, una señora medianamente nombrada, publicaba en el diario ABC un artículo de opinión, en el que mostraba su crítica hacia los españoles que no entienden que han de hacer dieta. Por la crisis me refiero. Esa señora decía que durante unos años, los españoles han vivido por encima de sus posibilidades, y se han hecho con segundas residencias, casas de ensueño, coches espectaculares, comilonas de a cien euros el cubierto, caviar, foie y Möet Chandon para el aperitivo, viajes a Cancún, niños estudiando esgrima (1)… Y afirmaba que en llegando las vacas flacas, los españoles se niegan a hacer dieta. Comento ese artículo, porque es el tercer día consecutivo que en casa cenamos ensalada de pasta (sobras de un cumpleaños infantil), y estando a día catorce, me anuncian solemnemente que la reserva de euros familiares roza peligrosamente la prima de riesgo.
Cada cual ve la película según el asiento que le toca. El asiento de esta señora comentarista de ABC, es de los cojonudos. Porque ya le hubiera gustado a mi tenebroso entorno vecinal, llevar un rato ese modo de vida español que describe la prensa como «causa de la crisis». Por fin alguien leído y sabido, nos ha aclarado indirectamente que en nuestros barrios no somos españoles, sino proletarios. Increíble ese rollo de que hemos vivido «por encima de nuestras posibilidades», cuando aquí millones de personas disfrutan de las comodidades de 1991, se perdieron la juerga, y si se les prestó un duro, fue con los preceptivos avales. Y, encima, ahora nos piden que nos jodamos a base de bien, y vivamos por debajo de nuestras posibilidades..., para sacar adelante a España, o sea, a los millonarios. Y sin protestar, porque quien protesta es porque es un infantil.
Por supuesto, la señora comentarista tenía el sueldo de Directora General, de entre 80.000 y 100.000 euros anuales en la Administración (2). Indignada cuando le metieron a ella el recorte hace un año, y la degradaron a Subdirectora (60.000 o 70.000 euros anuales), con las mismas funciones, aunque con menos mando simbólico, dimitió. Y no se fue a las acampadas a protestar, no. Ahora es «asesora internacional». No, el nombre de esta asesora es lo de menos, da igual, esa persona es insignificante. Es un cargo, un número, nada. Lo interesante de su actitud, de su miopía, es que nosotros entendamos cómo ven el mundo desde ahí arriba. Apenas un par de escalones por encima, nosotros, los pobres, los de la tortilla de patatas, pues no existimos. Existen los españoles, que son una jauría que, por lo visto, posee Visa de oro y no quiere ponerse a dieta.
Pan y agua para grandes potentados. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTA
(1) No puedo dejar el enlace del artículo en ABC, porque es de pago. Pero han tenido el buen gusto de reproducirlo en:
http://www.almendron.com/tribuna/37137/espana-a-dieta/ [1]
(2) Según la prensa, ese es el salario de los directores generales.
http://www.elconfidencial.com/espana/2011/10/14/mas-ficha-a-un-asesor-para-asuntos-internacionales-con-sueldo-de-director-general-85857/