Me escribe un compañero anónimo diciendo que está muy preocupado, porque le ha venido un amigo diciendo que otro compañero está diciendo cosas malas de él. Él cree que no ha hecho nada para merecer eso, y se duele de la maldad del mundo que le va a obligar a meterse en un conflicto que no quiere…
En fin, un rollo. Solo comento esta carta no por ayudar a ese tonto (todos hacemos cosas malas merecedoras de que se hable fatal de cada cual), sino por explicar la situación a grandes rasgos, y tal vez a alguien le aproveche.
Lo primero a tener en cuenta, las sabias palabras de Pepita Verdejo, de Puertollano.
“Cuando se me arrima alguien pa contarme que otra persona le habló mal de mí, lo primero que me queda claro es que se dio la oportunidad para ello. Inténtalo con la María, verás cómo no puedes ni empezar. Pues ya sigo en otro momento, que estoy tratando de volver a cambiar los hábitos de sueño para cuando el jueves próximo volvamos al cole.”
Es decir, que el que mete la pata en este caso, es precisamente el malamigo que revela que otro está hablando mal de uno, porque otro le ha contado… ¿Cómo fue que no se tiró el amigo sobre su cuello de inmediato? Ay, si cada vez que alguien habla mal de otra persona amiga, se tomase la medida de darle un navajazo tripero, los chinchorreos de ese tipo desaparecerían en un par de generaciones, y los barrios serían remansos de solidaridad y de paz.
Cuestión aparte es que estés interesado en que algo se difunda, con finalidades subrepticias y malevas. En ese caso sigue el consejo de Juana Antúnez, de Segovia.
“Si tengo interés en que algo se difunda, lo mejor es ir a uno de los dispersores y empezar diciendo: Ay, te tengo que contar algo, pero por favor no se lo digas a nadie... Recurso muy útil para derribar presidentes y administradores vitalicios de fincas comunes. No me esperes el lunes Acratosaurio, que voy otra vez a la Dirección, que me ha llamao hoy el Ignacio pa decirme que me pase por allí, que la dire quiere hablar conmigo. Que aburrimiento de mujer...”.
Conclusión: usa los dispersores y evita sus sinsabores. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.