Algunas veces el Acratosaurio, cuya bondad es infinita, se siente pesaroso al comprobar que sus consejos caen en saco roto, y que a pesar de cuantas advertencias realiza, no se le hace caso. Verdad es esa de que nadie escarmienta en cabeza ajena, y he aquí como ejemplo a Rodolfo, joven de dieciséis años, antifacista afincado en Madrid, que a raíz de unas desavenencias con su primera novia, ha sido abandonado por esta. Los motivos son indiferentes, y la calentura de Rodolfo irrelevante, porque una y otra vez repite que no puede vivir sin ella, y una y otra vez le digo que se olvide, que deje en paz a la chica, que se busque cualquier entretenimiento, que si no puede dormir se vaya al campo y cuente estrellas, una, dos, tres, hasta que se duerma... Pero él sigue erre que erre.
En su último intento de cortejo, me dice que le quiere mandar a su amada un mail en el que le habla en estos términos:
"Soy joven pero fiel, lo que ocurre es que me siento muy solo y muy triste. Sólo tengo cariño para ti y deseo que seamos amigos".
Se lo advierto, se lo ordeno: no lo mandes; me responde: tengo que intentarlo; le exhorto: no seas capullo; me dice: el amor no entiende tu lenguaje pesimista, el amor todo lo vence; diagnóstico: cretino integral. Y le ha dado al botón de enviar.
La respuesta que le ha dado la muchacha, empieza así:
"Vete a la mierda, asqueroso cabrón hijo de puta. Te dije que me dejes en paz, que ya no puedes contar conmigo, que no quiero verte ni hablarte ni saber nada de ti y me sueltas toda esta porquería. Ojalá te pudras en un infierno de mierda, te la tragues, la cagues y te la vuelvas a tragar hasta que revientes. Te lo advierto: le he dicho a mis hermanos que te partan los sesos, así que deja de rondar mi casa y de hacer pintadas con mi nombre jodido cagarro, porque te juro por mis muertos que no te vas a poder arrepentir"
Rodolfo me pregunta, tras recibir este mensaje, si capto el sentido oculto sus insinuaciones. Por lo visto está convencido de que la ambiguedad de las metáforas indica que la chica está colada por sus huesos y dispuesta a caer en sus brazos en cuanto haga el gesto decisivo de amor. ¿Que yo que pienso?
Efectivamente Rodolfo, me lo has hecho ver claro: esa muchacha te quiere. Lo que tienes que hacer para que captes su atención, es algo heroico: te vas al taller de tatuajes más cercano con alguna foto de tu amada, y que te la pongan bien grande en la barriga, con su nombre que se vea de lejos. Y luego te paseas sin camiseta por el barrio y le cantas algo bajo la ventana. Seguro que cuando te vea, corre escaleras abajo y se te echa encima.
Por las insinuaciones y susrros del amor verdadero, lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.