Una vez demostrado que no existe idea por la que merezca la pena morirse, me pregunta un anónimo/a (1) si existen ideas por las que merezca la pena ir a la cárcel. Mi respuesta es, igualmente, que no. El himno del anarquismo trinitario deja bien claro que “el bien más preciado es la libertad”, y en la cárcel se pierde bastante libertad. Así que siendo la libertad la base del materialismo circular (y el bien más preciado), no merece la pena perder la poca libertad que se tiene, para pasar una temporada (o lo que queda de vida) en la cárcel. En sí misma, la pregunta es un tanto absurda. Es como preguntarse (mano en la barbilla, mirada hacia el techo, ojos entornados y gesto de trastorno intestinal)… ¿Merece la pena machacarse un dedo con un martillo al colgar un cuadro de la pared? La respuesta evidente, es que ¡no!, ¡so carajote! ¡No hagas preguntas absurdas! Y es que una cosa es la contingencia que se pueda derivar de nuestras libres pasiones, y que lo mismo nos lleva a la cárcel o a la muerte por nuestra escasa previsión y planificación, y otra cosa que digamos…, ¡que merece la pena haberla cagado! ¡Nunca, jamás! Quien acaba en la cárcel por causa de lo que sea, o es un mal delincuente, o es una víctima de un complot policial, o ha tenido muy mala suerte, no hay más opciones. Vamos a ser claros: esa cosa de “morir por ideas”, o “ir a la cárcel por ideas”, mostrándola como positiva, o razonable, o lógica, no es más que mala propaganda. Tú te ves en tu celda, como Edmond Dantès planeando su venganza..., mientras alguien, te está diciendo: “sacrifícate por la Causa”. Pues…, tú primero, Kabrón.
Tened en cuenta que ir a la cárcel es complicado. El mundo está lleno de delincuentes que no pisan nunca ese horripilante recinto. La policía no es capaz de capturar ni a uno de cada diez transgresores (demasiado trabajo), así que cuando empecéis a escuchar esa música celestial que habla de martirio y de mártires, cuando empecéis a ir a entierros y a mandar más paquetes de la cuenta a la trena, es porque os estáis exponiendo demasiado al fuego enemigo, y no estáis tomando suficientes precauciones. Alguien se está equivocando mucho. Alguien está hablando en demasía. Y un (o una) verdadero anarquista trinitario, partidario del materialismo circular, que se desenvuelve en este mundo cruel, es un ente viscoso, silencioso, resbaloso, fugaz, audaz, capaz e intempestivo, que ni por asomo considera que merezca la pena el ser engrilletado por sus ideas.
¡Atrás oh ideas liberticidas! Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTA
(1) La dichosa pregunta: http://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/12512#comment-17788 [1]