El mono cocinero y la abolición de la escuela

Por mi buen gusto suelo leer la prensa de los países escandinavos, que ilustran y entretienen a la vez. Te hablan de cómo los hongos de los pies pueden mutar y matarnos a todos, para a continuación dar consejos para adelgazar, y explicarte trucos de belleza de la Reina Silvia. 

Uno de los recientes artículos, hablaban en esa prensa de cómo el cerebro de los simios había ido creciendo a medida que con herramientas y fuego cocinaban la carne de los bichos. Al poderla digerir con menor esfuerzo, los monos ahorraban energía que hizo que sus sesos se nutriesen con mayor eficacia, volviéndose más y más listos a medida que más carne consumían. Es la teoría de la aparición de la inteligencia del mono cocinero. Me imaginé de inmediato a ese mono diciéndole a la abuela que masticase la carne para hacerla más digestiva… 

Yo creo que es una teoría tan buena como la de Engels y Marx, que decían que el trabajo había convertido al mono en hombre. Cuando yo –asombrado por la revelación– preguntaba a los eruditos comunistas que ¿Dónde había trabajado el mono?, si en una cooperativa, si en un cementerio…, me respondían de inmediato un tanto airados que ¡en la jungla, pedazo de imbécil!… No se explica, sin embargo, por parte de Engels, por qué la hormiga no se convirtió en hombre. O en elefante.

En fin, que con la teoría del mono cocinero, el simio come hígado asado, su cerebro se desarrolla, aparece el hombre por las vitaminas, se vuelve más y más inteligente, y gracias a ello surge, paradoja, el actual vegano. 

Si además de vegano, es anarquista partidario de abolir el trabajo, uniendo ambas teorías, la del mono cocinero y la de Engels, el humano anarquista y vegano que no trabaje se convertirá en mono… Tengo que pensarlo despacio aún para llegar a una conclusión científica.

Esta paradoja existencial se une a la de la crítica a la escuela. La antipedagogía. Esta teoría viene a decirnos que hay que abolir la escuela, por ser un campo de exterminio para la creatividad infantil. El siglo pasado la clase obrera se esforzaba por ir a la escuela, leer libros, aprender matemáticas, salir de la incultura y todo eso. Ahora proponen eliminarla y que de la educación de la prole se ocupe... No sé. Las redes sociales, los abuelos, o qué sé yo.

La paradoja en este caso, es que quienes ahora proponen eliminar esa institución en la que me aburrí en plan bestia, resulta que son licenciados y doctores que fueron a la Universidad. Conclusión: hay que ir a la escuela y luego hacer el doctorado, para declarar luego que hay que abolir la escuela. Hay que ver lo mal que lo pasarían... Peor que yo seguramente. Y eso entronca con la teoría del mono cocinero que trabaja en la jungla, se vuelve humano, y por fin vegano que no trabaja y se convierte en mono: venimos del mono, para volver al mono…

Definitivamente..., tengo que dejar de leer el Aftonbladet.