Los brotes epidémicos, en el cierre de Nissan

La verdad es que las noticias de este mes, comparado con lo que pasó en marzo o en abril, con respecto al coronavirus me tienen perplejo. Ahora los brotes de infección, echando cuenta con la calculadora, son pequeños. Cuando aparecen se controlan, la mortalidad es escasa, los hospitales tienen un amplio surtido de respiradores, hay equipos de protección y mascarillas, la población ha asumido medidas de higiene y precaución, los rusos fabrican una vacuna, los reinfectados parecen menos graves… Y sin embargo, los periódicos anuncian el cerrado por pandemia, los políticos hablan de esperanza y valor sin tener ni lo uno ni lo otro, los conspiranoicos deliran sobre causas y motivos a cual más raros, los curas hablan de vacunas elaboradas con fetos, y los tertulianos de izquierdas escriben cosas de un cenizo que te deprimen… Es que pareciera que se conjuran para que ocurra una catástrofe milenaria y ancestral, joder.

Así que la única conclusión a la que he podido llegar en estos días, es la siguiente: hay una clarísima política interior en el Poder de este Reino, por la cual los personajes más influyentes del mismo, de derechas y de izquierdas adosados al Estado y a sus parlamentos e instituciones, están dispuestos a todo, absolutamente a todo, para conservar sus empleos y sus sueldos, pase lo que pase. 

Pongamos la Nissan. La multinacional dice que cierra. Los sindicatos negocian. La Generalitat presiona. El Gobierno intermedia. La alcaldía de Barcelona advierte. Yo diría que son un montón de gente solemne e importante. Llega la firma del acuerdo el 6 de agosto. Resultado: se pactan generosas indemnizaciones y prejubilaciones para los trabajadores directos, y se les se alarga el empleo un año. Los veinte mil currelas de la industria auxiliar irán poco a poco al desempleo (1), a medida que sus subcontratas, que no entran en la negociación, les echen. Además se hacen vagas promesas de reindustrialización, que como sean como las de Andalucía lo llevan claro. Y en 2021, Nissan, que representa el 3% del PIB catalán, se marcha con la música a otra parte. Y ese "acuerdo", es presentado como una victoria, ejemplo de lucha obrera y de gestión del poder, sindical, central, periférico y municipal.

¿Qué puedo decir ante ese teatrillo? Resulta que hace apenas unos meses, los políticos catalanes, de derechas y de izquierdas, movilizaron a dos millones de personas con la pamplina de la independencia de la República de Cataluña. Movieron al ciento y la madre a base de demagogia y promesas. Y ahora que les quitan, joder ¡Un tres por ciento del PIB, 23.000 empleos, unas cien mil personas en familias que dependen de esa industria! ¿Nadie protesta, no se celebra un referéndum para ver si se mantiene abierta la fábrica, si se nacionaliza o qué? ¿Dónde está ahora, "el derecho a decidir"?

Todo esto de la pandemia y de mantener la distancia social está muy bien. La huida del rey es muy interesante. Los mosquitos del Nilo me apasionan. Las lluvias torrenciales son excelentes. Y el cierre de Nissan, es la representación de la impotencia en la que se mueven los actores políticos de este país, que dejan que les roben (a los pobres) en las narices, sin mover ni un músculo de la cara.

Tenedlo en cuenta: ellos, los del Gobierno y la Patronal, con su entramado de leyes y constricciones son débiles. Nosotros, teniéndolo todo en contra, somos los fuertes. Tenemos la fuerza del número, tenemos los conocimientos, tenemos la posibilidad, tenemos la oportunidad, y tenemos el móvil. Solo nos falta una cosa: un plan y cometer el crimen. Y nada, ni el coronavirus, cuando decidamos dar el paso, podrá detenernos.

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(1) Acciona anuncia 500 despidos tras el acuerdo para el cierre de Nissan