La mascarilla ni es la solución, ni es el problema

Hay que ver la manía que le han cogido a las mascarillas algunos disidentes. Por lo visto el llevarlas horas y horas, produce proliferación de bacterias, protozoos, y virus… El húmedo ambiente hace crecer algas, líquenes y hongos. El roce ocasiona dermatitis, eccemas y psoriasis. Al tapar las vías respiratorias induce anoxia, distres y obstrucción. Sicológicamente proporciona miedo, terror y angustia. Por último en los panfletos más minuciosos, explican que te lleva al cáncer, a la destrucción pulmonar, a la muerte, y a cosas incluso peores. Y que su obligatoriedad es un experimento de control social, de pérdida de libertad, de aborregamiento de masas, de inmunda sumisión, propio del fascismo.
Siendo honesto, no niego que pueda haber gente que se encuentre fatal llevando el tapabocas. Si tú, tu bebé o tu abuela no la soporta por alguna causa, comprendo que te la quites. Y sí que es cierto que las mascarillas están llenas de cocos, estreptococos, estafilococos, clamidias, levaduras y todo eso, sobre todo la mía que no la lavo en semanas y en meses, pero vamos a pensar despacio… Si eso sucede por llevar una prenda en la boca… ¿Qué podemos pensar del que lleva un pañuelo palestino en el pescuezo, que no se lo ha quitado en cuarenta años? O yo mismo, que me pongo unos pantalones y los llevo sin ropa interior ni nada durante más de un mes sin problemas, a pesar de las pérdidas de orina… ¿Qué misteriosas colonias se establecen en mis ingles? ¿Y mis camisas que tal bailan? ¿Y en mis calcetines tiesos?
Y, sin embargo, no me parte un rayo. A pesar de mi escasa voluntad a la hora de lavar la ropa, porque se me olvida, no he percibido en las partes más húmedas de mi anatomía, es decir, los sobacos, las ingles, la polla…, menoscabo funcional alguno. Pelos chamuscados por el sudor tal vez. Solamente algunas mujeres, –en los momentos íntimos– me han explicado que "¡uagh! ¡hueles como un auténtico cerdo!". Pero dicho sea de paso, ese aroma a zorro intenso, puede ser muy sugerente.
En resumidas cuentas, que no creo que las mascarillas den más problemas dermatológicos que unas bragas aprisionando una compresa, ni pienso que ocasionen más trastornos mentales que una familia desestructurada, ni opino que mi libertad se haya eliminado por su uso continuado... Mi libertad ya está más que constreñida por muchísimos otros condicionamientos, como mi madre, que a sus noventa y tantos años no deja de darme órdenes.
La mascarilla, en tiempos de pandemia, puede ser útil en espacios cerrados, empresas, transportes públicos, centros comerciales… No sé si será más o menos efectiva a la hora de parar un poco la infección esta hasta que nos llegue la vacuna rusa, bendito sea Putin. Pero no es el fin del mundo. Y ciertamente en el monte, o en un desierto, es perfectamente prescindible. Tal vez un uso razonable, sea lo correcto.
Entonces, ¿por qué obliga el Gobierno y gobiernos so pena de multa, a tenerla a todas horas puesta? Bueno, es lo que hace todo Gobierno: mandar a los gobernados. ¡Algo tienen que hacer! Es que tendría su guasa tener un Gobierno que no gobierne. Sería la Anarquía. Y además está claro que si el Gobierno solo diera consejos y recomendaciones, aquí ni dios haría caso, y los escasos que fuesen con mascarilla por ahí serían objeto de rechifla. Mientras que con la imposición, temiendo la multa, los mismos que se burlarían de las recomendaciones, ahora se la ponen hasta en la bañera, y si alguien lleva la nariz por fuera colgando velas, lo señalarán como antipatriótico, le lanzarán saliva a voces limpias, y lo denunciarán inmediatamente a la Guardia. Ahí va.
En resumen: La mascarilla no es la responsable, del desempleo galopante, de la miseria de los barrios, de la emigración de nuestra juventud, del estallido del puerto de Beirut, ni de la huida del rey el Huidizo (1). Tal vez haya demasiadas cosas importantes de las que ocuparse, como para volverse locos con los incómodos tapabocas. Organízate y actúa en tu entorno, y lávate las manos.
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Nota a la fuga
- La actual vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática del Gobierno de España, Carmen Calvo, con su cara de mala hostia, ha afirmado que “el rey emérito no huye de nada”. “No huye de nada porque no está inmerso en ninguna causa”… Debe de quedar claro que gramaticalmente hablando y en castellano correcto, el rey Juan Carlos ha huido, se ha najado, porque huir es:
huir.
(Del lat. vulg. fugīre, por fugĕre).
1. intr. Alejarse deprisa, por miedo o por otro motivo, de personas, animales o cosas, para evitar un daño, disgusto o molestia. U. t. c. prnl. y menos c. tr.
2. intr. Dicho de una cosa: Alejarse velozmente. La nave huye del puerto.
3. intr. Dicho de unidades de tiempo: Transcurrir o pasar velozmente. Huyen los siglos, la vida.
4. intr. Apartarse de algo malo o perjudicial. Huir de los vicios. Huir de las ocasiones de ofender a Dios. U. t. c. tr.
El rey ha huido ha huido ha huido ña ña ña.
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