Análisis para la Depresión Post Electoral

Amalia, la directora de alasbarricadas, anda desesperada desde que el face no deja enlazar noticias de la página, y queriendo incrementar el precario número de visitas que tenemos, me ha encargado que haga un análisis de estas elecciones, contundente, irrebatible. Y he aquí el resultado:

No me da la gana. Imposible de entender qué carajo es lo que ha votado la gente. Con razón se lía el personal, porque hay una cantidad de siglas raras, que es más difícil seguir la política local que enterarse de qué milicias operan en Siria. Todo era muchísimo más sencillo cuando había PSOE, PP, IU y los nacionalistas de siempre. Me he torcido el cuello de tanto mirar gráficos de trasvases de votos, de mierda. Así que os voy a contar lo que me ha parecido el último capítulo de Juego de Tronos.

Empecé a ver esa serie cuando el Doctor Iglesias se lo recomendó al rey Felipe. Según ese señor, Juego de Tronos encarnaba la política de Maquiavelo, con la brutalidad de Nerón y la sutilidad del Coño de la Bernarda, que una vez que Satán se la quiso follar, se lo enseñó y salió de najas de puro miedo. En fin, la serie está bien porque hay asesinatos a punta pala, pero no sé yo qué tiene que ver con la política del reino, con gigantes, zombis y dragones, salvo que en esa serie el pueblo no pinta nada, excepto para ir al ejército o ser masacrado por las diversas milicias. Toooodo lo manejan un reducido grupo de intrigantes, que ávidos de poder igual podrían estar encerrados en un Castillo llevando a cabo sus maquinaciones.

En el capítulo final, la reina libertadora, madre de dragones, la que no se quema cuando mete la mano en el horno, la tal Danaerys, tiene muy mala pata. Le matan a un dragón, le pegan duro a su flota, la traicionan las amistades, su novio no la ama como a ella le gustaría, y para colmo, la reina mala Cersei decapita ante sus narices a su amiga Missandei, la cual antes de morir pide venganza. Total que Danaerys está muy cabreada, y se lanza con su dragón contra la flota, contra los mercenarios enemigos, contra el ejército, y los achicharra sin compasión. Y ahora va la ciudad de Desembarco del Rey, completamente acojonada, y se rinde. Tocan las campanas, abren las puertas… Y la Danaerys ni corto ni perezoso se monta a lomos del dragón, y ni rendición ni pollas en vinagre. Provoca un incendio que ni el de Roma.

Hay quien dice luego que eso es una barbaridad, tanta gente inocente churruscada, pero… ¿Quién no tiene un mal día? Joder, te esclavizan, te violan, te intentan matar mil veces, te traicionan, asesinan a tu amiga, matan a tu mascota (en peligro de extinción)… ¿Y tienes que ser guay encima? Vamos a ver si es que somos tontos o qué. Pues normal que vaya a degüello. Además, en los manuales políticos es más que sabido que una victoria brutal suaviza de maravilla no solo al enemigo derrotado, si no al resto de posibles adversarios, que se vuelven algodón de azúcar. Porque si dejas que la ciudad quede intacta, ooootra vez vuelta a empezar con traiciones, devaneos, y es el cuento de nunca acabar. ¿O no es cierto que tiraron los americanos la bomba atómica, y se apresuró todo el mundo a montar la OTAN?

Luego el final es muy soso. El novio de Danaerys la asesina mientras le da un beso, el dragón se marcha volando con su dueña muerta, y los supervivientes nombran rey a un julay en silla de ruedas.

En fin, que a la vista está que en Juego de Tronos no hay democracia. Y dado que el comentario iba de Juego de Elecciones, propongo la siguiente reforma de la Ley Electoral, a ver si así los izquierdistas que no ganan ni una, se sienten satisfechos:

Que el reparto de escaños se haga de manera inversamente proporcional al número de votos obtenidos. Es decir, a menos votos, más escaños. Y así, la izquierda, que siempre saca menos votos que la derecha, pues tendría más escaños y podría gobernar en paz de una vez, y llevarnos al paraíso ese donde no hay cambio climático, el petróleo es barato, las naciones son independientes, Ada Colau es reina de Barcelona, y el desempleo no existe.