Estima y Autoestima

Algunas veces me critican que sea crítico con la izquierda, y acrítico con los anarquistas, como si ellos no tuvieran cosas criticables. La explicación es muy simple. En primer lugar, no se puede decir que uno ataque a la izquierda, cuando la Flota Roja no hace más que cañonearse entre ella mientras predican la Unidad. Izquierda Desunida, perdonen que les moleste, solo les señalo humildemente el dato.

 

Luego viene lo de que soy muy complaciente con los anarquistas. ¡Anda la osa!¿Y qué tendría que ser? ¿Ultracrítico? No sería deportivo, ya estamos muy criticados por parte de la izquierda, que no pierde oportunidad. A los anarquistas nos dicen de todo, de terroristas a sectarios. Yo no me siento cómodo en ese discurso, y prefiero destacar todo lo bueno que tenemos: nuestro desinterés, desapego, sentido ético y capacidad de sacrificio.

 

Porque, claro, los anarquistas dejan en mal lugar a los tipos que ven en el activismo un modo de ganarse la vida. Esos trepas que llegan a la alcaldía o al Congreso, justificando la política profesional... Observan a un militante que habla, que propone, que actúa en colectivo, que colabora y que al día siguiente va al trabajo a joderse vivo, y piensan: "Ese/a  malafollá me está dejando en evidencia". Y a criticar.

 

Por si eso fuera poco, hay quienes aconsejan a los anarquistas, que cuando se reúnan, tomen la palabra para cuestionar, exigir, depurar, señalar defectos y organizar comisiones..., Hasta que no les aguanten ni sus propias madres. Cuando sería tan sencillo poner en práctica las ideas… 

 

El asunto es simple. Si tú en una asamblea libertaria, te dedicas a señalar que fulano tiene afán de protagonismo, o que somos unos fracasados, un día y otro día y otro, seguramente estés cavando nuestra propia fosa. Piensa que muy posiblemente esos discursos surgen porque asumes que tú eres un fracaso. O porque inconscientemente –tal vez– prefieres que otros no hagan nada para seguir tú inactivo.  Oh, sí, te lo explico.

 

Tú imagina que tienes un hijo, viene con malas notas, o peor aún, cogió el coche nuevo sin permiso y acabó estrellándolo contra el único árbol en treinta kilómetros. Él sin un rasguño y el coche siniestro total y sin seguro. Y le gritas a voces que es una puta mierda y que tiene que asumirlo si quiere salir del pozo. Bueno, pues eso los sicólogos no lo recomiendan, ya que muestran a un padre incapaz que proyecta su frustración en el hijo. Si machacas al niño solo con que hace todo mal, eso acaba dejando huella, le hunde la moral, acaba deprimido o huyendo en un buque a Centroamérica. 

 

Porque recuerda esto: la militancia es voluntaria. No podemos obligar a la gente a que milite. Pero sí es relativamente sencillo conseguir que abandonen hundidos en la miseria, pedazo de cabrón.

 

Viva la anarquía positiva y triangular, lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 
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