Sobre el voto en pequeños sindicatos de la CNT

Ahora que ya ha pasado el Congreso de la CNT, y que no puedo trastornar con mis divagaciones los procesos de toma de acuerdos de su afiliación, voy a contestar a un camarada, que se queja amargamente de que les arrebatan el diploma de sindicato por tener poco más de cinco afiliados, restringiéndoles de este modo el derecho a votar en los plenos (1). 

 

Yo pasé muchos años en un SOV de cinco afiliados, antes de volverme loco e ingresar en una Comunidad Terapéutica (2). De esto hace ya mucho tiempo, pero al haber padecido la situación, me hago solidario de esa cuita, y lo explico. 

 

Cinco personas sindicadas en una localidad media o pequeña, tienen una gran responsabilidad. En primer lugar están señalados por la represión: despidos, detenciones, identificaciones  y juicios son el pan de cada día. En segundo lugar está el peso de la obra, el trabajo militante, que no importa tu número, tienes que participar igual en las campañas, sean de lo que sean. Abrir el local, pagar el alquiler, elaborar propaganda, distribuirla en los polígonos y empresas, hablar con los trabajadores, atender sus demandas, elaborar los planes, formar piquetes, participar en negociaciones, realizar sabotajes, entrevistarte con el Delegado de Trabajo o con el abogado, intimidar esquiroles y patrones… Es agotador.  Cinco personas, que además tienen que trabajar y mantener familias, es muy poca gente para tanta, arriesgada, cara y variopinta tarea. 

 

Y no crecíamos, no porque no hiciéramos nada, o porque nuestra labor fuera estéril. No crecíamos, porque no hacíamos proselitismo. Esperábamos ingenuamente que el pueblo obrero viniera por sí solo a la batalla, consciente de lo que hacía. Y no nos importaba ser cinco o seis, porque jamás nos preocupó el tema de votar en los plenos. Y también la distinción entre ser un sindicato o no serlo nos parecía y me parece absurda. Porque lo importante no es el título, si no el contenido, lo que haces en el día a día. 

 

Además, siendo un pleno una reunión de delegados, el mayor interés para mí era tomar contacto con otros sindicatos, conocer  la gente, ser solidario con ellos y recibir solidaridad. El tema de votar o no votar, es que ni nos lo planteábamos (3). Ahora bien, si lo que quieres es tu voto para dar la brasa e imponer no sé cuál acuerdo, es otra cuestión. Ahí ya no tengo yo experiencia que compartir.

 

Por lo tanto esto es lo que opino, ¡oh maltrecho afiliado de un núcleo confederal!: que te quiten la dignidad de sindicato no debe importarte lo más mínimo, igual que el votar o no votar. Porque nunca podrá quitarte nadie tu entusiasmo, tu convencimiento, tu fuerza para desarrollar tus convicciones, porque el sindicato no es ni cinco, ni cincuenta ni mil: el sindicato eres tú, trabajador. Defendiéndolo, te defiendes. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

————————

 

NOTAS

 

(1) Los plenos son, –por si no lo sabéis– reuniones de delegados. Para votar en un pleno, hasta el XI congreso, bastaba con tener en un sindicato de oficios varios, cinco afiliados. Por lo visto ahora se exigen quince, con lo que pequeños sindicatos se convertirán en núcleos confederales, y podrán afiliarse a sindicatos comarcales. O qué sé yo.

 

(2) La locura, como fórmula de huída, es un medio de supervivencia.

 

(3) Además, a un pleno hay que ir con cuidado, porque como muestres demasiado entusiasmo, te encasquetan un cargo y la has cagado. No alardear de la obra realizada, no es solo pudoroso, si no prudente y conveniente en toda circunstancia. Lo que tú hagas, hazlo inmediatamente obra de todos.

 
Aviso Legal  |  Política de Privacidad  |  Contacto  |  Licencias de Programas  |  Ayuda  |  Soporte Económico  |  Nodo50.org