Justicia preventiva

Si yo tuviera que estudiar a los jueces estrella de este país para hacer una tesis, pues como soy de ciencias duras, tendría que cogerlos con pinzas, les metería en una caja, similar a las de coleccionista de insectos, les atravesaría con un alfiler por las tripas y les inyectaría cinco litros formol por la femoral. Una etiqueta identificativa, y pasarles el plumero de cuando en cuando. Así podría  sacar conclusiones… Porque no creo que el Juez me dejase seguirle con el bloc de notas durante todo el día, y mucho menos dormir junto a él en su cama, siguiendo técnicas de investigación participativa (1).

 

En fin, que los jueces trabajan mucho. Y más desde que tienen abiertas unas mil causas por corrupción, robo, etc., a otros tantos banqueros, empresarios y políticos. La cosa es impresionante, porque tras años y años de investigaciones, unos veinte o ¿treinta? sujetos han ido a la cárcel por periodos [énfasis] de incluso más de un año… Pues vaya productividad de mierda.

 

¿De qué manera podrían los jueces aligerar un poco los juzgados de causas de ricos? Hago una propuesta. La solución, para mí, está clara: justicia preventiva por perfil. Trabajos forzados para agentes de bolsa, directores de banca y familias de apellido sonoro. Antes de que delincan, se les encarcela, se les multa y se les confina en Herrera del Duque. 

 

Pensadlo: ¿No hubiéramos tenido una justicia mucho más efectiva, si la policía judicial hubiese detenido a toda la cúpula política y empresarial antes de que crear la crisis? Nos hubiéramos ahorrado todo esto que está pasando ahora [éxtasis]. 

 

Porque sabiendo que robarán, extorsionarán y gastarán de lo que no es suyo a destajo, ¿qué problema hay en meterlos en la cárcel, antes incluso de que sean conocidos? Sí bueno, también habría que meter en la trena a la Carmela esa. Daños colaterales, en fin.

 

Claro, habrá quien diga que lo de las detenciones preventivas,  sin que haya delito, eliminan todo tipo de garantías del aparatejo de justicia, pero pa-ra-na-da. Sin ir más lejos, hay unos pocos de anarquistas que están en la cárcel, no por lo que han hecho, si no por lo que podrían hacer. A esos, y a esas, los jueces les encuentran un rollo de cinta americana y un bote de Fairy, y hala, a prevenir atentados. Previenen, –dijo un juez– “posibles futuros delitos”. Y digo yo, señor juez, que si con el insurrecto no hay garantías ni demora, ¿por qué tanto miramiento con esos bicharachos de postín y billetera? ¿Por pudor, por miedo, o porque te tienen en el bote, so mamarracho?   (2)

 

Bueno, ellos hablan de garantías, de justicia, y yo del gran bujero que tengo en medio del culo, y de lo que sale por ahí cuando pienso en “la ciencia del Derecho”. A más no llego. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

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NOTAS

 

(1) La diferencia entre una investigación de ciencias, y otra de letras, es que en la primera se pesan cerebros y se mantienen flotando en frascos, y en la segunda, se toman datos, y se escriben monografías con muchas citas al pie de página. Hacer una investigación sobre gente poderosa, es muchísimo más complicado que estudiar a los pobres, que están por todas partes y llenan los depósitos sin que nadie reclame sus cuerpos. http://m.deia.com/2014/03/30/sociedad/euskadi/cadaveres-con-mucha-clase

 

(2) Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, decía Supermán. A un tío que trabaja en una lavandería, y que se pasa la noche delante de la tele haciéndose una paja tras otra no le podemos pedir gran cosa. Un juez togado, que se ha sacado una oposición, y que está viendo que la cárcel está llena de pobres que él envía, no puede alegar cuando caza osos con el ministro, que no se está dando cuenta de que algo muy gordo apesta.

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