Syriza y la esperanza de Europa

Por lo visto millones de izquierdistas de Europa están pendientes de la victoria de Syriza en Grecia. Y yo estoy que ni sabía que hoy había elecciones en Europa. Y os digo por qué. La gente que pone sus esperanzas de cambio en Gobiernos y elecciones, sobre todo si son de izquierda participativa, afirman que para que un Gobierno fuerte y de izquierdas pueda implantar las reformas (que sean) en favor del Pueblo, el Gobierno tiene que estar respaldado por el Pueblo-que-lucha. Es decir, que el Pueblo tiene que estar movilizándose, manifestándose, creando conflictos, resolviendo problemas sociales, evitando desahucios, levantando comedores colectivos, impidiendo despidos y ocupando empresas, a través de sus sindicatos, clubs, movimientos sociales etc. Pero yo jamás he escuchado al Pueblo decir lo contrario, o sea, que para que el pueblo se movilice, tiene que haber un Gobierno de izquierdas mandando. Es justamente al contrario. Cuando el Gobierno de izquierdas gobierna, lo que quiere es una Paz Social absoluta, que no le den la lata con peticiones, que te crea un fondo de reptiles, un subsidio miserable, una legión de trepas, y la cosa va que arde. 

El proceso kafkiano, tal como yo lo veo, va de este modo. El pueblo se moviliza, el partido de izquierdas promete que lo arreglará todo, el partido de izquierdas recoge el impulso del pueblo y lo institucionaliza, el pueblo se desmoviliza, llegan las elecciones, triunfa la izquierda, y a continuación, el Gobierno de izquierdas la caga.

Por supuesto. Si Syriza gana las elecciones, no me quejo. No me opongo. Doy mi autorización para que gane, –faltaría más–, y negocie la deuda y los cómodos plazos. Allá películas. Pero no deja de ser una locura, esforzado militante de base, emplear el mismo procedimiento mil veces, y esperar resultados diferentes a los logrados hasta ahora. Y es que la utopía parlamentaria, como toda utopía, es un invento de los ricos..., para amargar la vida a los pobres. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.