Metabolismo retardado

He recibido una petición para que comente lo del asesinato de los periodistas y trabajadores de Charlie Hebdo. Bueno, quería haber pasado de puntillas sobre ese asunto, intento no comentar masacres, pero que como respondo a las peticiones…, parece que no me queda otra.

 

El problema, es que resulta, y lo digo completamente en serio, resulta…, que estoy aún metabolizando el asesinato de los 43 estudiantes normalistas de México, y las sucesivas fosas comunes que se han ido abriendo con cadáveres sin identificar en ese país, muchas de ellas mujeres… Todos los días, me acuerdo, y me espanto. Que eso se haya producido a finales de 2014, y no solo por ideas, o por dinero, que ello es miserable, si no simplemente porque podía hacerse y alguien lo ordenó… ¿Cómo es posible, de qué pasta está hecha la raza humana? 

 

Sobre lo de Charlie, qué voy a decir. Han matado a provocateurs, paillards y travailleurs. Este que escribe, es un laborioso lagarto ateo. Practico habitualmente la blasfemia contra las deidades monoteístas y naturalistas. Por ejemplo: ¡Dios!,  ¡cabrón!, ¡te lo ruego!, ¡manda ahora mismo un rayo y convierte en cenizas a mis enemigos! ¿Veis? No pasa nada, y mira que lo intento. Y respecto a sus lacayos, curas, monjes, rabinos, clérigos, etc… Mi opinión es nefasta. Pienso que tienen un dios que vale menos que un carajo con herpes, cuando necesita que le echen una mano unos fanáticos liquidando a los blasfemos. Es para verlos. Unos tipos, envueltos en ridículas ropas, que no les gustan las mujeres, las quieren como vacas de cría, predican contra el aborto, odian a los maricas, y tras cada cosa que dicen, subyace una amenaza, implícita o explícita, infunden terror en los niños con relatos truculentos… Mienten. De todas las cosas exageradas, de todas las promesas absurdas y no cumplidas, la de “otra vida” es la más disparatada. Precisamente por eso, la muerte me deja un tanto congelado. Reaccionar a tanta muerte, es como hacer la digestión de la suela de un zapato. 

 

En fin. Me mandan también un video que dice que los servicios secretos americanos han hecho un montaje con un poli en el suelo que ejecutan que no echa sangre, actores…, amigos y amigas anarquistas, la gente que a través de internet, de la tele y de profundas reflexiones atribuye a la CIA todo cuanto ocurre, o sea, cómo decirlo que nadie se ofenda, sus chaladuras son todas una enorme montaña de mierda. ¿Eso es todo cuanto tienen que decir a un asesinato de ateos, satíricos, viejos y trabajadores inocentes? ¿Esa defensa hacen de gente que hace unos días afirmaban que los kurdos de Kobane nos estaban defendiendo a nosotros  del fanatismo religioso, y que era una vergüenza que Occidente no les diese de todo? 

 

Claro, hay quien dice que Occidente lleva matando siglos a miles de millones de personas. Oh. Es una gran justificación para por si un día de estos me pegan siete tiros por obsceno, cuando esté echando la pota, diré: Aznar tiene la culpa. Oh sí. Georges Wolinsky, de 80 años, seguramente estará mucho más tranquilo, sabiendo que el Estado judío se dedica a bombardear Gaza. 

 

Vamos a ver, que decía mi abuela… ¿Qué tiene que ver el cojón con comer trigo? Es que no hay una relación racional causa/efecto que pueda hacernos decir, pensar, sospechar siquiera, que asesinar a un viejo dibujante, a un trabajador de mantenimiento y a una siquiatra, se deba a que una coalición de ejércitos se dedica a bombardear Afganistán. Uno puede estar muy dolido, uno puede sangrar. Pero la decisión que toma cada cual, es personal, y quien incita a matar a los dibujantes y quien aprieta el gatillo, es el culpable de ese hecho concreto. Porque si no, cualquiera puede ser ejecutado con la coartada de que Occidente mata. Bueno, cualquiera puede ser ejecutado por algo, eso hay que tenerlo en cuenta. Si no por lo que que haya hecho, por lo que haré, que diría Bermúdez.

 

Luego dicen del mal gusto de la publicación… Oye, pues a mí me gusta. Me parece que Charlie Hebdo sigue la linda tradición de la caricatura, del esperpento, de burlarse de todo lo sagrado y lo divino. Somos los que decimos que Dios está desnudo…, y que es un puto saco de mierda. Pues sí, Diógenes escupe al buche de su anfitrión, porque el suelo está limpio y no encuentra mejor sitio. Alejandro era el cabrón, no Diógenes. Y ojalá que Wolinsky antes de espicharla, le hiciese un guiño al asesino.

 

Hay quien se escandaliza y afirma que debemos respetar a los creyentes… ¡Pero si los respetamos! Dios nos creó así, tal cual somos, irreverentes, insultantes, blasfemos. Lo que hacen los creyentes, nuestros amigos que creen en dios, que los tenemos de todas las sectas posibles, a montones, es amarnos tiernamente por ello. Los verdaderos practicantes de la religión, los auténticos crédulos, saben a la perfección que dios no puede ofenderse, que no puede ser herido, que carece de resentimiento, que no necesita defensores con metralletas. Uno dice ¡Cagüen Dios!, y le da igual. Pues claro que tengo razón. Quienes se ofenden, son los que quieren tener poder para imponer sus asquerosas creencias, o los que tienen poder y lo ejercen, faltaría más. Es más, Hypatia no se ofende si la llaman puta. Pues eso: los ateos, los blasfemos, somos los mayores defensores de la religión, la trinchera contra la intolerancia, la vanguardia del antiracismo. Igualitarios, fraternos, humanos. Eso somos.

 

Así que el día que leí lo de París, la masacre de periodistas, artistas y trabajadores, la persecución y caza del hombre por parte de la policía, y el asalto final con ejecución a lo Jules Bonnot, sin dejar ni un testigo, ¿que qué me parece? Me dije… “Caramba. Carambolas. Cáspita. Córcholis…. Hay que ver, las cosas que pasan”. Y es que uno tiene, metabolismo retardado. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

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