¿Quién abrió la caja de Pandora?

Aunque ya se sabe, no está de más recordarlo: Cuando uno se va a la cama en un Centro Social Ocupado, conviene dejar la puerta con un cartel que diga “No tire la pared. Está abierta”. Y también hay que acostarse vestido, los bocadillos preparados, un bote pa mear, las medicinas y una botella de agua. Porque si a los mossos se les ordena asaltar un local libertario… No se andan con chiquitas. No se ponen a aporrear como en las películas gritando: “¡Abran a la Policía!” o “¡La resistencia es inútil!”. Simplemente cogen a las cinco de la madrugada un bulldozer, una perforadora, una sierra mecánica, una grúa, algo contundente, y arrancan árboles, derriban paredes, destruyen puertas, aterrorizan a jubilados “por error”…

Otra cosa que hay que hacer, para facilitar el trabajo policial, es tener preparado el tenderete. Ese que a los pocos días los cuerpos de seguridad exponen para deleite de la reacción, con camisetas, cintas de embalar, destornilladores y discos de Escorbuto.

El juez Bermúdez, alguien tiene que decirlo, necesita una excedencia indefinida. ¿Qué oscuro trauma castiga sus neuronas? No podemos saberlo. Esas cosas son un misterio, porque tú coges –es un poner metafórico– el cerebro de Hitler, el de Atila, el de Cristo y el del Juez Bermúdez, los comparas, y son iguales. Curiosísimo.

Impávido, leo cómo los gabinetes de prensa hablan de “células anarquistas organizadas terroristas”. Quinientos antidisturbios –dicen– y doscientos policías de ¿inteligencia? …A ver ¿Qué les han incautado en la siniestra operación? Ordenadores, teléfonos, banderas, carteles, libretas, agendas, objetos personales, botellas de detergente… ¿Dónde está el terrorismo ese? ¿ Dónde se gesta, cómo se produce, de qué se nutre, quién lo lleva a cabo? Es que más que emplear la violencia preventiva para evitar el terrorismo, objetivamente hablando –si lo estudiase un exobiólogo–, lo que hace la Audiencia Nacional es producir terror. Por lo menos a mí me inquieta un montón la posibilidad de estar tan tranquilo en la cama a las cinco, y despertar con que se me cae el techo encima y entran veinte tíos con pasamontañas y ametralladoras haciendo rápel. Vamos a ser objetivos señor juez. Que ha detenido a treinta personas, las ha incomunicado, y las va a someter a un tercer grado policial que Amnistía Internacional, el Relator contra la Tortura de la ONU y las asociaciones de Derechos Humanos relacionan habitualmente con la tortura, y con las confesiones espontáneas. A ver dónde está el terrorismo.

Zeus, para castigar a los humanos, entregó un regalo envenenado a Pandora. Pandora –muy precavida– no abrió la caja. Pero un juez tuvo curiosidad, desenvolvió el paquete y se extendieron por la tierra todos los males posibles: la avaricia, el odio, el miedo, el poder… Todo ello se adueñó de gobernantes y caciques…, y les devora. 

Zeus se ríe. Pero Pandora, mantiene la esperanza. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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NOTA

Aproximadamente treinta detenidos, varios locales asaltados, bajo los auspicios de la Audiencia Nacional y los cuerpos de seguridad del Estado, en la operación ¿antiterrorista? Pandora.