El Código ético de Ganemos. O cómo hacer leyes, dejando la trampa
La corrupción campa alegre en el Reino, afectando al parecer a todo partido, de derechas o de izquierdas, que en algún momento tiene mano. Y un colega me manda –para que comente– el código ético de Ganemos. El discurso se llama, no te lo pierdas “Gobernar obedeciendo” (1).
Lo primero, dicen que hay mucha corrupción y que uno no se puede fiar de nadie. Cierto. Luego, que quieren que la gente participe. Una participación participativa, como yo digo… Para añadir, que la participación en las instituciones, de cara a su transformación, se hace a través de representantes y partidos (2).
Los representantes –manifiestan–, deben de ser profesionales, es decir, tener una dedicación a tiempo completo que les permita ocuparse de los tejemanejes institucionales, de cuya complejidad no se puede ocupar cualquiera (3). Pero para que no se oxiden, a estos profesionales hay que limitarles los mandatos. De manera que el representante pueda volver a su actividad anterior, o tal vez (si no la tiene), dejarle meter cabeza en otro puesto institucional (4). Mientras dure el mandato del sujeto, tiene que someter sus cuentas a control, mostrar su agenda, tener un sueldo digno de dos mil y pico euros, y comprometerse (5) en no pasar a empresas que haya contribuido a crear o financiar cuando cese. Además –declaran–, hay que articular mecanismos que garanticen la revocación del concejal por la ciudadanía, si incumple el programa de manera no justificada [risas] (6).
Respecto a los partidos transformadores, mencionan como mecanismos para evitar la corrupción, la financiación pública, poner límite máximo a las donaciones, y prohibir los préstamos a partidos. En resumen (7).
Yo lo tengo claro. Para evitar los robos, lo mejor es un buen candado, o no tener dinero. Pero el código este, no pone ni una cosa, ni desea carecer de la otra. Por una parte quieren que la gente participe. Pero añaden que un Ayuntamiento es un sitio muy complicado para la gente del común, y que eso lo tiene que hacer un profesional, un concejal, un alcalde, un cargo. O sea, que no va a haber participación, más que votando. Ese cargo, mientras más tiempo esté en nómina y más cosas dependan de su voluntad, más y más amplía la red, se desvincula de sus raíces y cambia de pensamiento. Me pregunto… ¿Cómo pretenden revocar a un concejal? No pueden, lo saben, y lo meten en el código ético… Lo de los mandatos limitados es discutible. Mandatos limitados los tienen en EEUU y en la Federación Rusa los presidentes, y mandan más que Atila.
En definitiva: que un representante profesionalizado, que se sepa todos los trucos de la política y la economía, y que no puede ser revocado si incumple, no va a ser controlado por unos ciudadanos a los que se considera incompetentes para la política, y que carecen de medios, mecanismos o incentivos para controlar al representante nacido “para transformar las instituciones”.
Un gobernante obediente, tiene la llave del candado… De nuestros caudales. Quien hace la Ley, hace la Trampa. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.
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NOTAS
(1) Está de moda, eso de mandar recibiendo órdenes. En el psiquiátrico los locos lo hacemos continuamente. Cada vez que una madre obliga a comer fruta a su hijito, manda obedeciendo.
(2) Las citas están sacadas de este documento: Gobernar obedeciendo: para un nuevo código de ética política. Viene bien recordar que todos los reyes, emperadores, dictadores, desde Hammurabi lo menos… Se presentan siempre a sí mismos como los servidores del Pueblo. El documento está en http://confluenciacodietic.cat/wp-content/uploads/2014/10/codi-etic-oct-cast-final1.pdf
Dice por ejemplo: No podemos partir de la creencia idílica en una ciudadanía dispuesta a implicarse las 24 horas del día en los problemas comunes.
(3) Las instituciones son maquinarias que no se transforman si no se conocen y que esto exige tiempo, experiencia y saberes técnicos específicos. Me pregunto cómo se puede transformar un cortacésped, para que pueda navegar por los siete mares.
(4) También se debería pensar si una vez agotado este tiempo máximo se podría aprovechar la experiencia de estas personas en otros espacios. institucionales o si habría llegado la hora de un descanso, al menos temporal. No cabe duda de que sería un desperdicio, prescindir de alguien que lleve doce años en un cargo. En la Diputación o en alguna Fundación, puede ser de inestimable ayuda.
(5) En política un compromiso es algo que uno hace o no hace, dependiendo de por dónde le dé.
(6) Una candidatura que se proponga transformar la ciudad también tiene que establecer, como mínimo, mecanismos digitales y presenciales que permitan a la ciudadanía: Censurar (y revocar, en su caso) a concejales y cargos de libre designación por mala gestión o por incumplimiento flagrante y no justificado del programa. A esto hay que decir, que a un concejal solo se le puede revocar en unas elecciones. El alcalde podrá quitarle o asignarle funciones, pero no quitarle el papel que dice que es un concejal.
(7) El tema de la financiación de los partidos, iría en comentario aparte. Porque en realidad, financiar a un partido, es financiar a las personas que viven de él. Y los temas que ponen en juego los garbanzos, son siempre peliagudos.
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Comentarios
Mandar obedeciendo
Es una consigna zapatista. Aunque creo que sus cargos no lo son de instituciones del estado, sino de las autónomas que crean en paralelo. Se asemejarían más a un comité de una organización libertaria que a un grupo de concejales.