Si no te gusta el baile, no tienes por qué acudir a la fiesta

Cada vez que hay unas elecciones, en el debate que se establece entre muchísimos autoritarios (partidarios de que alguien dé las órdenes) y escasos libertarios (defensores de un mundo sin mando ni obediencia), surgen discursos de lo más extraños. Uno de ellos, viene a decir: a) que la abstención no sirve para nada; b) que la abstención beneficia a los reaccionarios (1).

 

Vamos a ver, ¿no es eso contradictorio? A mí me parece que sostener que la abstención es inútil, y a la vez que el PP gobierna gracias a la abstención, es un disparate. Analicemos:

 

La abstención, a la hora de cambiar a un Gobierno por otro, no sirve, cierto. Si quieres cambiar o mantener al gobierno, tienes que votar. Eso es evidente. Quien cambia un Gobierno, o quien da la llave del Gobierno a alguien, no es el abstencionista: es el votante. Yo todavía no he visto gobernar al PP, mediante el turbio mecanismo de que sus diez millones de votantes se abstengan.

 

Claro, va el autoritario, frustrado, a demostrar que gracias a la abstención, su partido ha perdido un diputado. Nos ha jodido. Con la calculadora en la mano yo puedo también demostrar que tu voto a un partidito de izquierdas…, conspicuo izquierdista, perjudica al PSOE, ergo dispersando el voto entregas el gobierno al PP. ¿No es esa tu lógica?

 

Seamos sinceros: lo que realmente joroba a quien critica la abstención, dándole sentido derechista, no es que yo no vote. Lo que le fastidia realmente, es que yo no vote a su partido.

 

Los autoritarios de izquierda no se plantean este problema: que votar es un derecho político, pero abstenerse también es un derecho democrático. Y que cuando un votante de izquierdas se abstiene, está mandando un mensaje claro a los aspirantes: “os pasáis mi voto por vuestras partes, así que no estoy de acuerdo con el procedimiento, no os otorgo legitimidad, es mi derecho democrático: me abstengo”. O dicho de otro modo: “no me gusta tu fiesta, pues no voy a bailar en ella”. Porque no me negaréis, que una coronación sin público, es frustrante y mosquea.

 

Y ahora llego a ti, amigo o amiga anarquista, que atraído por el canto de tritones, se alista en candidaturas alternativas que arreglarán los pueblos.

 

Dijo Ricardo Mella que votar o no votar no es lo importante. Que lo importante es lo que se hace durante cuatro años entre elecciones. Vale. Si quieres trajinar durante cuatro años, trajina para que este mundo sea un poco mejor, no pongo impedimento. Pero el día de elecciones –si lo que digo no te parece un disparate–, no seas bailarín de su fiesta. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

 

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NOTA

 

(1) Quien quiera leer algo sobre el tema de “¿A quién beneficia la abstención?”, que se dé una vuelta por aquí: http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/18843

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