Maldiciones bíblicas

Cenizo, gafe, mal de ojo, mal fario, mala follá, mala sombra, mala pata… La derecha española es una verdadera maldición. En cada legislatura de los fachas esos, ha de aparecer una plaga bíblica que asole a los dominados a base de bien. Con la UCD fue el síndrome tóxico, que se llevó por delante a decenas de miles de ciudadanos. En la legislatura de Aznar las vacas locas, el Prestige…, y el atentado de Atocha dejó al país acojonado. En esta legislatura de Rajoy, la cosa estaba amenazante, por ejemplo, terremotos producidos por inyecciones de gas, hacían previsible que fuese a pasar algo gordo. Podría haberse tratado de una cabra con tres cuernos, pero no. El Partido Popular ha producido el primer contagio de ébola en Europa.

Pero aunque le cabe dicho honor, no hay que olvidar que en construir la sanidad, cutre, que disfrutamos en el Reino, han colaborado todos los partidos del arco parlamentario, y todos los sindicatos que ostentan representatividad sanitaria. El modelo está basado en lo siguiente: empequeñecer el sistema, precarizar a los trabajadores, no reponer a los que van cayendo por enfermedad o jubilación, y machacar a los sanitarios que mantienen la exigua línea de defensa, exigiéndoles más y más, sin darles ni un respiro. Contratos del 75% y tres minutos por extracción de sangre. Así funciona la cosa: alguien de por ahí arriba con un fuerte enchufe, le dice a la ministra que hay que traer a los enfermos españoles de ébola a Madrid. La ministra da la orden a los que andan por abajo, y estos se apresuran a seguir la consigna para tenerla contenta, ¡dalo por hecho ministra! hasta que llegan al personal de la UCI, a los eventuales, y les amenazan con terribles represalias, el despido, si no se ponen manos a la obra. Y allá van con sus rollos de esparadrapo, a arreglar lo que haga falta.

Pensadlo. Se gastaron una millonada en el traslado de los misioneros, pero no dieron ni un céntimo de euro para contratar personal que supliese a enfermeras y médicos implicados en el cuidado de los pacientes. Eso es política sanitaria. Terminados sus turnos, volvían a la UCI y a la “normalidad”. Lo cual quiere decir que los mandos de la sanidad, emplean a los sanitarios como carne de cañón de la que solo se espera que obedezca. Y si pasa algo chungo, negarlo todo o decir que la culpa es del profesional. 

Y para colmo, un tal Zarco, portavoz del sistema, ha avisado a la familia contagiada de que tiene que sacrificarles el perro. Que si le dan permiso o que si tiene que pedir una orden al juez…

Oh España, inmortal eres por la peste de tus rufianes. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.