Tu punto de vista, y el de los otros

Hace unos días os comentaba que es algo propio de nuestra especie, el jerarquizar, el clasificar, el agrupar y el excluir. Creamos el “nosotros”, y lo contrastamos con el “ellos”, y pensamos de un modo o de otro, que “ellos son siempre peores que nosotros”.  Más o menos, esto es así en condiciones normales, y no digo que sea un pensamiento universal, porque no sabemos qué piensan los marcianos. 

 

A esta forma de mirar a “los otros” (o a las otras) con desdén, con condescendencia o con severidad, se la ha denominado “etnocéntrica”. Los sociólogos del siglo XX, o por lo menos los más críticos, criticaron mucho el etnocentrismo. Decían que era una actitud malsana que solo servía para justificar la pobreza, e imponer la dominación, basándose en la Naturaleza, en Dios o en la Razón. Desde un punto de vista etnocéntrico, las costumbres de los demás son -en líneas generales-, bárbaras, atrasadas, incivilizadas, opuestas al progreso y al bienestar. Y ello da argumentos a los colonialistas, a los curas, a los científicos y a los políticos, para poder llevar políticas de segregación, expulsión, exterminio, genocidio y etnocidio, según convenga más una cosa u otra. En este caso, los exterminados acaban viendo como realmente superiores a los señoritos, ya que para eso les matan.

 

Bueno, los investigadores que se oponían al etnocentrismo, también se veían envueltos en las trampas del lenguaje. ¿Por qué? Ellos pensaban que el marco conceptual de ideas de que se habían dotado, No-Etnocéntrico, era mejor que el etnocéntrico. Lo cual es a su vez, etnocentrista. Seguramente algún sociólogo se hubiera suicidado al encerrarse en esta trampa de ideas, de no ser por lo encallecido que tienen los académicos sus pellejos, tras tantas reuniones de Departamento. 

 

Pues sí, las palabras son escurridizas. Afirmar con contundencia que todo es relativo, implica lanzar al viento una verdad absoluta, lo cual nos indicaría que no todo es relativo, que hay verdades absolutas, y que puedes volverte loco. Por ejemplo, en Ucrania -según los izquierdistas- ha habido un golpe de Estado fascista que ha derrocado al presidente legítimo, y en Crimea se ha celebrado un referéndum de determinación, en el que pacíficas tropas rusas han vigilado su normal desenvolvimiento, para dar libertad al pueblo. Rusia un Estado de Derecho que defiende los derechos de las minorías, sería un país acosado que no hace más que defender sus fronteras, y las revueltas populares ucranianas meros artificios pagados por el oro de Obama y de Ángela Merkel. Para alguien de derechas -en cambio-, que los manifestantes hayan asaltado el Parlamento estos días atrás y depuesto al Gobierno  de derechas para poner otro gobierno de derechas, es gloria bendita, y que Rusia se anexione Sebastopol, el colmo de la maldad. Así es…

 

Y cualquiera sabe. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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